17 may. 2024

El Caballito Blanco, lugar de buena cocina alemana en el centro de Asunción

El restaurante Caballito Blanco fue uno de los lugares preferidos de los asuncenos amantes del buen comer hasta mediados de los 90. La casa donde funcionaba fue demolida y convertida en estacionamiento.

Ubicado en Alberdi entre General Díaz y Eduardo Víctor Haedo, el restaurante Caballito Blanco tenía la preferencia de los asuncenos, quienes degustaban las delicias de la cocina alemana.<br/><br/>Los propietarios originales del restaurante eran de ascendencia alemana, una familia de apellido Bayer, quienes le vendieron el negocio a Josef Hoge y su esposa Elsa Bachle en 1975, ambos también de origen germano.<br/><br/>"Los Bayer nos cedieron el restaurante, el nombre del lugar y también sus conocimientos gastronómicos”, recuerda Monika Hoge Bachle, una de las hijas del matrimonio.<br/><br/>LOS COMENSALES. Al Caballito Blanco acudían al mediodía los oficinistas y a la tarde quienes iban a picar algo y a tomarse una cerveza.<br/><br/>Especialidades de la casa eran el Schaschlik, un brochette de origen turco, y el Eisbein, el codillo de cerdo o pernil. No se podía disfrutar de estos manjares sin el acompañamiento de una manija de chopp bien fría.<br/><br/>Monika explica que el chopp no era de fabricación propia, sino que era suministrado por la Cervecería Paraguaya.<br/><br/>Un turista que había visitado el país recomendaba ir a comer en el Caballito Blanco “en el que la pata de cerdo con chucrut y chopp era para perderse comiendo”.<br/><br/>Además, la casa antigua en la que funcionaba generaba un ambiente agradable muy apreciado por los comensales, aunque la edificación había sido modificada, pues antes de 1975 todavía podía verse una recova.<br/><br/>Con la desaparición de ese elemento arquitectónico los rasgos coloniales del edificio quedaron borrados.<br/><br/>Monika revela que la casa donde funcionaba el Caballito Blanco era alquilada por los Hoge Bachle.<br/><br/>"El restaurante cerró en 1994 porque ya había una fuerte competencia de otros locales y ya no era negocio”, aclara Monika Hoge Bachle.<br/><br/>HERENCIA. Las habilidades culinarias de su madre, Elsa Bachle de Hoge, todavía pueden apreciarse en el bar restaurante Munich.<br/><br/>Hoy lo que quedaba del edificio está casi totalmente demolido, y en el lugar funciona un estacionamiento.<br/><br/>Apenas pueden adivinarse las líneas de la bella casona en lo que queda de la fachada, actualmente cubierta de grafitis y con una prosaica entrada para automóviles.<br/><br/> <br/><br/>

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