En aquella ocasión se trató la pérdida de investidura, pero los legisladores rechazaron el pedido de expulsión. Ibáñez incluso dijo que no había cometido ningún delito, y atribuyó todas las responsabilidades a los medios de comunicación. Sin embargo, luego tuvo que renunciar por la presión ciudadana.
Hace unas semanas, los diputados de nuevo desafiaron a la ciudadanía con un gesto similar, cuando salvaron de la pérdida de investidura a cuestionados legisladores, como los colorados Ulises Quintana y Tomás Rivas, además del liberal Carlos Portillo.
Recordemos que Quintana está imputado por tráfico de drogas en carácter de cómplice, tráfico de influencias, asociación criminal, enriquecimiento ilícito y lavado de dinero; mientras que Rivas está imputado por un caso similar al de los caseros de oro que le costó la banca a José María Ibáñez; y Carlos Portillo por tráfico de influencia, cohecho pasivo agravado, soborno y asociación criminal, tras la revelación de unos audios donde se lo escucha presionando a la Justicia. Otro procesado es el propio Miguel Cuevas, pero en su caso ni siquiera se planteó su expulsión.