El movimiento, considerado por expertos como una jugada defensiva por parte de EEUU, sirve al Gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump, como prueba del apoyo hacia sus dos socios regionales en sus esfuerzos para contener a Irán.
Así, la acción del Pentágono tiene como objetivo evitar futuros ataques como el registrado hace ocho días contra instalaciones de la petrolera saudí Aramco, que Riad ha determinado que fue un golpe iraní.
De hecho, el ministro de Asuntos Exteriores de Arabia Saudí, Adel al-Jubeir, aseguró ayer que Irán es responsable de los ataques a las instalaciones de Aramco.
“El ataque a las instalaciones de la compañía petrolera de Arabia Saudita Aramco se llevó a cabo con armas iraníes. Por eso responsabilizamos a Teherán por el ataque”, sentenció.
Ante esta situación, el Departamento de Defensa estadounidense defendió que el despliegue de tropas tiene la intención de “enviar un mensaje claro” de que Washington apoya a sus socios en la región y de “demostrar el compromiso de mantener las normas internacionales de orden”.
REACCIÓN IRANÍ. El anuncio de envío de tropas del Ejecutivo de Trump no fue bien acogido por Irán, cuya Guardia Revolucionaria amenazó ayer con destruir cualquier país que ose atacar al país porque nunca permitirá una guerra dentro de sus fronteras.
“Quien quiera que su territorio se convierta en el principal campo de batalla, adelante”, retó el comandante en jefe del cuerpo militar de élite iraní, Hosein Salamí.
Ante la posibilidad de que se lleve a cabo un ataque contra Irán, aunque sea selectivo, Salamí subrayó que la respuesta de su país “no será limitada” y que están preparados “ante cualquier escenario”. A pesar de estas palabras, la realidad es que EEUU reaccionó a los ataques presuntamente financiados por Irán de un modo más moderado del esperado. La nueva escalada de la tensión comenzó hace ocho días, cuando EEUU responsabilizó a Irán de los ataques contra instalaciones de la petrolera saudí Aramco, que fueron, no obstante, reivindicados por los rebeldes hutíes del Yemen.
Las autoridades iraníes han negado su implicación en estos ataques.