27 ago. 2025

Edificio del MEC desnuda desidia de las autoridades

Las lamentables y vergonzosas condiciones en las que se encuentra el edificio Excélsior, que fuera adquirido por el Ministerio de Educación (MEC) en el año 2009 por la suma de 14.000 millones de guaraníes, es una muestra más de la indolencia y la suprema irresponsabilidad de las autoridades, a quienes poco importa desperdiciar el dinero público que proviene de los impuestos de los contribuyentes. Catorce años después el edificio sigue abandonado y está seriamente dañado, convertido en aguantadero de adictos y maleantes.

En total, nueve ministros de Educación han pasado por la cartera, sin que ninguno de ellos haya logrado resolver el grave problema que supone el edificio Excélsior, ubicado en pleno microcentro de Asunción, en las calles Presidente Franco, Benjamín Constant y 15 de Agosto.

Esta historia se inició hace ya catorce años, cuando al ministro Luis Riart, del gobierno de Fernando Lugo, lo convencieron para adquirir un edificio para el MEC; ese fue el primer error.

Desde entonces, mucha agua ha corrido bajo el puente; el ex ministro Riart fue condenado por la adquisición irregular del inmueble, junto con otros ex funcionarios: José López Pistilli, ex director de Administración y Finanzas; Marco Antonio Ferreira Basualdo, ex asesor de la Unidad Operativa de Contrataciones (UOC); y Luis Fretes, ex coordinador de la misma unidad, mientras que los demás ministros que le sucedieron: Víctor Ríos, Horacio Galeano Perrone, Raúl Aguilera, Enrique Riera, Marta Lafuente, Eduardo Petta, Juan Manuel Brunetti y el actual ministro, Nicolás Zárate, no han logrado resolver el problema.

El Excélsior se encuentra en un lamentable estado de abandono. Y es frecuente conocer a través de los medios de comunicación y las redes sociales las denuncias y quejas de los vecinos respecto a las personas extrañas que ingresan y roban todo tipo de objetos, desde equipos de aire acondicionado, ventanas y hasta bidés.

Después de catorce años, el inmueble es prácticamente un cascarón vacío sumamente peligroso para quienes viven, trabajan o circulan a diario por la zona. Otro de los frecuentes reclamos sobre este edificio tiene que ver con su terraza, en la que dispone de una piscina muy descuidada, la cual con las lluvias se llena de agua y se convierte en un criadero de mosquitos; y en un país en el que el dengue es endémico este hecho es muy grave.

La estructura del Excélsior se encuentra sumamente estropeada debido al abandono, así lo ha confirmado el director general administrativo del MEC, Óscar Stark. El mismo mencionó un estudio independiente ordenado por el ex ministro Juan Brunetti, el que determinó que el Excélsior cuenta con problemas estructurales, por un problema de filtraciones que corroen varillas de la infraestructura. Para reparar estas filtraciones se necesitarían unos USD 1.200.000 (G. 8.760 millones).

El Ministerio de Educación tiene entre sus prioridades actualmente la reparación de cientos de escuelas y colegios que se caen a pedazos, que sin duda son una prioridad. Por lo tanto, se espera que la solución sea subastar el inmueble, el cual de costar 14.000 millones de guaraníes hoy está evaluado en apenas 9.000 millones. Con esos recursos se podrían poner en buenas condiciones unas 70 escuelas públicas.

El entuerto desnuda una situación ante la cual el ciudadano común sin dudas se siente absolutamente frustrado e impotente: y es la manera indolente e irresponsable con que las autoridades de 9 gobiernos han desperdiciado el dinero público.

En un país que sufre de grandes necesidades y carencias, en el cual el mandato constitucional de una educación gratuita ni siquiera se cumple; en el que, de acuerdo con los informes, la mitad de los jóvenes no asisten al colegio por razones económicas.

En un país que padece esta realidad, autoridades del Gobierno han dilapidado 14.000 millones de guaraníes, mientras las escuelas públicas donde asisten niños y jóvenes pobres se caen a pedazos como resultado de la misma desidia, la misma irresponsabilidad y la misma falta de compromiso. Quienes administran el dinero de los impuestos deben asumir sus errores y entender que su única prioridad debe ser trabajar por el bienestar de la población. Y en eso están fallando seriamente.