Un jardín de flores, dispuesto por María Livia Ávila, fue el escenario en el que las jóvenes debutantes del Club Centenario vivieran una noche soñada. La tradicional bajada por las escaleras y la pasarela, que provocó la algarabía entre los invitados y familiares, dio inicio a una velada inolvidable para cada señorita. Luego fue el momento del vals, que se realizó en dos grupos, con los padres y acompañantes, y no faltaron los fuegos artificiales a la medianoche y la cena preparada por Mburicaó.