Domingo|2|NOVIEMBRE|2008
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“Que no nos traten de profetas del día siguiente”, decía el arranque de una columna hace más de un año, en enero de 2007. Era para criticar el desperdicio de un gran plantel, por parte del entrenador, si a eso se le puede llamar así, como lo fue el tristemente célebre Hebert Ernesto Mastrangello. El título era el mismo, y hoy le agregamos una segunda parte.
Esa vez hablábamos de la selección Sub 20, en el sudamericano celebrado en Paraguay. ¿Se acuerda, los Pajaro Benítez, Marcelo Estigarribia, Luis Cáceres, Gatito Fernandez, entre otros, un gran plantel, pero con una conducción ¿técnica? decadente, odiosa y lastimera.
Dolió haber tenido razón esa vez, duele tener razón, otra vez, está, con respecto a la selección femenina sub 17, y otra vez pasó lo mismo, los caprichos personales, el fuerte internismo, y un espectáculo digno de “Tele Show”, conoce verdad, el programa de modelitos, escándalos, farándula y algunas inclinaciones propias del ambiente.
Mejoró el andar de la selección, en su segunda presentación, pero no lo suficiente como para lograr los tres puntos, y seguir con vida.
Un puntito a favor de Mastrangello, la suya pasó a segunda ronda, esta la verá por TV.
Claro, está pasó por un escándalo previo, cuyas secuelas siguieron en Nueva Zelanda. El entrenador se tomó con algunas integrantes del plantel, solo por el hechos de que estas tenían mayor afinidad con el defenestrado Nestor Kerber, sí, el Preparador Físico, muy “amigo” de Báez, incondicionales, hasta semanas antes del Suda.
Tan incondicionales, que Báez le permitió a Kerber, “rajar”, por que esa es la palabra, a cuanto colaborador cercano, paraguayos estos, no se alineen como velas, a los caprichos del PF brasileño. Todo mal.
Todo mal, como esa catastrófica caída ante Francia, y la falta de equilibrio, como para mantener un resultado a favor, ante Estados Unidos, o aumentar, en un partido en el que se empezó bien, pero se terminó mal, eliminada, con los pasajes de retorno a casa, antes de completar siquiera los juegos por la primera fase.
Nos pasó con Mastrángello, aquella vez por la terquedad de la conducción de la APF, de esa época, de no ver la estafa en puerta, esta vez, por que no se tuvo la inteligencia necesaria, para ver lo que podía pasar con la dupla técnica, y con los primeros síntomas de ese internismo que acabó en escándalo. El tremendo juego cruzado, entre un preparador físico que en la previa tenía más autoridad y ascendencia dentro del plantel, que el propio DT, que se tomó la vendetta contra el grupo, en pleno Mundial.
Y uno dice, ¿y si solo se iban Kerber y el Monito González, ya que Carlos Baez se había alejado del plantel por dos semanas, hasta solo horas antes del viaje a la sede del Mundial?
Preguntas que quedaran flotando, pero que debe de dejar una enseñanza de una vez por todas. La selección no es joda, no es un cabaret, es la representación de un país. Así se debe entender, así debe ser, culpables los hay, y no solo es Carlos Báez, por aquello, de “el chancho y quien le da de comer”...
Hace un año decíamos que se aprenda la lección, otra vez lo decimos en esta dolorosa segunda parte. Ojalá así sea, ojala, no nos duela tener razón, por tercera vez.