El papa Francisco a propósito de la lectura de hoy dijo: “San Pablo afirma que el día del Señor llegará al improviso como un ladrón, pero también añade que Jesús vendrá a traer la salvación a quien cree en Él. Y concluye: “Consuélense recíprocamente y sean de ayuda unos a otros”. Y es precisamente este consuelo el que da la esperanza.
Éste es el consejo: “Consuélense. Consuélense recíprocamente”.
Hablar de esto: Pero yo les pregunto: ¿Nosotros hablamos de esto, que el Señor vendrá, que nosotros lo encontraremos a Él?
¿O hablamos de tantas cosas, incluso de teologías, de cosas de iglesia, de curas, de monjas, de monseñores, todo esto? Y nuestro consuelo, ¿es esta esperanza? “Consuélense recíprocamente”, consuélense en comunidad.
En nuestras comunidades, en nuestras parroquias, ¿se habla de esto, que estamos en espera del Señor que viene? ¿O se habla de esto, de aquello, de aquella, para pasar un poco el tiempo y no aburrirse demasiado?”.
(...) Jesús vendrá a encontrarme para que yo lo vea con estos ojos, lo abrace y esté siempre con Él. Ésta es la esperanza que el Apóstol Pedro nos pide que expliquemos a los demás con nuestra vida, que demos testimonio de esperanza.
Éste es el verdadero consuelo, ésta es la verdadera certeza: Estoy seguro de contemplar la bondad del Señor.
Pidamos al Señor esta gracia: Que aquella semilla de esperanza que ha sembrado en nuestro corazón se desarrolle, crezca hasta el encuentro definitivo con Él. “Yo estoy seguro de que veré al Señor”. “Yo estoy seguro de que el Señor vive”. “Yo estoy seguro de que el Señor vendrá a verme”, y éste es el horizonte de nuestra vida.
Pidamos esta gracia al Señor y consolémonos unos a otros con las buenas obras y las buenas palabras, por este camino.
(Frases extractadas de https://www.pildorasdefe.net/liturgia/evangelio-lucas-17-26-37-venida-jesus-ultimos-dias-salvar-vida-perdera).