Según la fuente del medio, María Alonso relató que antes del hecho de sangre ya habían ido al baño tres veces sin problema. Pero a eso de las 5.30 de la mañana ambos volvieron a usar el sanitario y la mujer cuando se estaba lavando las manos escuchó un disparo.
Pero, cuando María quiso asomarse a la puerta del baño de caballeros la mujer que da los papeles y la fotógrafa del lugar la pararon y le dijeron que seguro fue un botellazo.
En eso María Alonso trató de ir a buscar a Cabañas al baño, pero un guardia le volvió a tapar el paso y le dijo que el jugador bajó a buscar su automóvil en el estacionamiento.
Cuando la pareja del atacante paraguayo iba a buscar a su esposo se apagaron las luces del local y se comenzó a desalojar el sitio. En el camino se encontró con Amancio Rojas, su cuñado a quien le preguntó por Salvador y cuando trataron de volver al baño un guardia les impidió el paso.
Siempre siguiendo el relato del diario mexicano, pasaron cinco minutos de incertidumbre; Alonso y Rojas trataron de entrar hasta el lugar de los sanitarios y otra vez forcejearon con los agentes de seguridad, pero escucharon que ya venían los paramédicos.
Efectivamente llegaron los socorristas y sacaron en camilla mal herido al jugador paraguayo ante la desesperación de su esposa quien impidió que un policía le saque unas fotografías con una cámara digital.
Cuando estaban en medio de una gran desesperación apareció Carlos Cázeres, gerente del Bar Bar, quien les exigió a María Alonso y Amancio Rojas que dijeran que todo el incidente ocurrió fuera del local nocturno y que ellos se encargarían de todos los gastos, según el relato hecho por el informante al diario mexicano Record.com.
La esposa del Salvador Cabañas todavía no declaró ante la Justicia, ya que como ella misma relató ahora tiene todas sus fuerzas centradas en la salud de su pareja y luego que pase la fase crítica verá la otra parte, la policial.