Por Patricia Dos Santos, socia de ADEC
Al final del día, un poco antes de quedar dormidos, en esos minutos en que estamos en la oscuridad con nosotros mismos y no necesitamos aparentar nada, es cuando podemos hacer un balance del día y decirnos a nosotros mismos la verdad.
A los senadores y diputados que usan sus cargos solo para conseguir beneficios para sus familias, negocios para ellos y ellas, paseos y privilegios, a quienes promueven aplanadoras de votos para protegerse de la Justicia, les pregunto si en ese momento del diálogo con la almohada se dirán a ustedes mismos esa verdad que los ciudadanos comunes y corrientes de este país vemos en estos últimos días, que no están honrando los cargos de legisladores a los que llegaron con nuestros votos, sino que están honrando compromisos basados en intereses políticos que destruyen nuestra frágil democracia que tanto nos costó conseguir y que, a pesar de sus flaquezas, valoramos. Y que haciendo uso del voto como en el tiempo de la dictadura, buscan acuerdos basados en reciprocidades políticas, vendettas, y hasta caprichos, y no en la conveniencia del país, o la aplicación de la Justicia, logrando tal vez victorias para ustedes, pero perdiendo el respeto de todos nosotros.
A las autoridades electas de gobiernos locales y a los integrantes del Ejecutivo, que no se dedican suficientemente a hacer lo que deben, para lo que fueron nombrados, dejando pasar las oportunidades de darle a la gente de una buena vez por todas lo que les corresponde y merecen, les pregunto también si en ese momento del diálogo con la almohada se dirán a ustedes mismos las verdades: que están dedicados a construir para su futuro y no para el del país, que desarmaron programas y estructuras mejores porque eran de gobiernos pasados, haciendo marcha atrás en avances importantes, que han nombrado en los cargos de confianza a quienes les cuiden y no a quienes cuiden a la gente y lleven adelante lo mejor para el país, quienes miramos desde las plateas, desesperados por ver algo distinto por fin, solo sentimos una terrible decepción.
Y si no les motiva no decepcionar, por lo menos sean vivos y dense cuenta de que sus días están contados si siguen con esas actitudes, crean que el ejemplo contundente de Ciudad del Este se va a multiplicar porque los ciudadanos si tenemos insomnio cuando no sabemos cómo vamos a resolver los problemas que su mala gestión nos acarrea, cuando vemos la falta de patriotismo en las decisiones y como se pierden las oportunidades.
Y ojalá no puedan dormirse y nos lo muestren con sus acciones al día siguiente, porque así sabremos que aún tienen una conciencia que les incomoda y que no todo está perdido.