Entre los datos recientes del Banco Mundial sobre la Deuda Externa Internacional (IDS) se observa la tendencia significativa en la estructura de la deuda de Paraguay a lo largo de la última década (2013-2024).
Este análisis se enmarca en un contexto global donde el financiamiento para países en desarrollo se ha vuelto más selectivo y costoso, tal como lo señalan los comentarios del Banco Mundial.
El principal hallazgo de los datos es la transformación del perfil de la deuda externa paraguaya, marcada por un crecimiento sustancial y un cambio en la composición, el stock total de deuda externa de Paraguay alcanzó los USD 29.963 millones de USD en 2024, un aumento considerable respecto a los USD 17.285,3 millones de 2013. Un crecimiento de aproximadamente un 73,34%.
Es importante mencionar que la deuda externa total es la suma de la deuda pública, la deuda con garantía pública y la deuda privada no garantizada a largo plazo, la deuda a corto plazo y el uso del crédito del FMI.
La deuda a largo plazo del sector público y con garantía pública se ha disparado, pasando de USD 3.737,6 millones en 2013 a USD 15.744,4 millones en 2023. Esto refleja una mayor dependencia del endeudamiento público para financiar las necesidades del país. En contraste, la deuda privada no garantizada ha disminuido su peso, situándose en USD 10.283 millones en 2024.
En cuanto a la relación deuda-economía, se indica que la deuda externa ha superado la mitad de la capacidad productiva del país, con un ratio de stock de deuda externa sobre el Ingreso Nacional Bruto (IBN) del 69,7% en 2023 (frente al 44,6% en 2014).
Asimismo, la tendencia de Paraguay refleja el patrón global de recurrir a fuentes estables en un entorno de financiamiento difícil. La proporción de la deuda con acreedores multilaterales ha crecido significativamente, pasando del 10,4% del stock de deuda en 2013 al 26,6% en 2024.
Los datos de Paraguay se leen en el marco de las tendencias internacionales de deuda destacadas por el Banco Mundial, donde el financiamiento externo se ha vuelto “más difícil de obtener”, excepto el proveniente de las instituciones multilaterales. Advierte que los pagos por concepto de deuda de los países en desarrollo alcanzaron el nivel más alto de los últimos 50 años durante 2022-24.
La advertencia sobre la deuda interna
Ante las limitadas opciones de financiamiento externo de bajo costo, muchos países en desarrollo han recurrido a acreedores internos, una tendencia que el jefe en Estadística del Banco Mundial, Haishan Fu, califica como un arma de doble filo: “La creciente tendencia en muchos países en desarrollo de utilizar fuentes internas para satisfacer sus necesidades de financiamiento refleja un logro importante en materia de políticas”.
Agregó: “Demuestra que sus mercados de capitales locales están evolucionando. Pero el elevado endeudamiento interno puede incentivar a los bancos nacionales a acumular bonos gubernamentales cuando deberían estar otorgando préstamos al sector privado local. La deuda interna también tiene vencimientos más cortos, lo que puede aumentar el costo de refinanciamiento. Los Gobiernos deben tener cuidado de no excederse”, mencionó.
Deuda, sostenibilidad y calidad de vida
El informe del Banco Mundial también establece una conexión preocupante entre el alto endeudamiento y la calidad de vida, en los 22 países más endeudados (con deuda externa superior al 200% de los ingresos por exportación), un promedio del 56% de los habitantes no pueden asumir el costo de la dieta diaria mínima necesaria para la salud a largo plazo.
Si bien Paraguay, con un ratio de deuda externa/exportaciones del 168,3%, no se encuentra en este grupo de “países más endeudados”. Este dato subraya la importancia de la sostenibilidad de la deuda para garantizar el bienestar económico básico de su población.
El BM subraya que las instituciones como ellos se han convertido en la principal fuente de recursos para países elegibles para fondos de la AIF, ofreciendo un monto sin precedentes de USD 18.300 millones adicionales en 2024 (más de lo que recibieron en pagos).
