Pasadas las 16:00 de ayer, una comitiva encabezada por el fiscal Arnaldo Argüello, detuvo al piloto Juan Carlos Olmedo, conocido como Juanchi, y otras cuatro personas más, por simulación de un hecho punible, en la ciudad de Tacuatí.
Olmedo, quien se desempeñaba como empleado de la estancia Pindoty, según la versión que manejan los intervinientes, habría simulado su secuestro el 26 de julio y habría pedido dinero a su hermano, que también trabaja en la misma estancia.
Días después fue liberado y afirmó que fueron miembros de la Agrupación Campesina Armada-Ejército del Pueblo (ACA-EP) sus captores.
Olmedo, que en todo momento se negó a hablar con los medios, manifestó a los intervinientes que lo subieron a un vehículo y que sus captores hicieron un recorrido de 20 minutos y lo tenían con los ojos vendados.
Luego sus presuntos atacantes, lo bajaron en inmediaciones del río Ypané, hacia el lado Concepción, en donde un camionero le alzó, le prestó su celular y llamó a su esposa diciéndole que supuestamente fue liberado.
“200.000 dólares solicitaban el grupo conformado incluso por la misma supuesta víctima, Juan Olmedo“ reveló el fiscal del caso. Desde el Departamento de Antisecuestro de la Policía, en todo momento, habían afirmado que la familia se mostraba reacia a colaborar con las pesquisas.
Familiares de hermanos policías caídos claman por ayuda
Familiares del suboficial Dionisio Ávalos, uno de los fallecidos en el ataque de miembros de la Agrupación Campesina Armada a policías en Colonia San Alfredo Concepción, lamentan la falta de empatía por autoridades que ni siguiera se habrían acercado a dar el pésame.
Gladys Ávalos, hermana de el uniformado, víctima de la violencia que se vive en el norte del país, se quejó de la frialdad de los que están al frente de las instituciones . ”Ninguna autoridad nos ha visitado aunque sea para un apoyo anímico”, expresó la mujer, con tristeza en la voz.
La familia Ávalos fue golpeada de forma doble en los últimos tiempos, ya que, además de Dionisio, también perdieron a Ramón Ávalos, que también abrazó el oficio policial y perdió la vida estando en servicio.
El pasado 1 de marzo, el hombre, que tenía 42 años, murió tras un ataque a la comisaría de Sargento Félix López, también conocido como Puentesiño.
EL DOLOR DE UNA MADRE Por su parte, doña Dominga Pereira Viuda de Ávalos (68) la sufrida madre de los policías fallecidos, también reclama seguridad y garantía a los uniformados, ya que aún le quedan dos hijos en el cuadro policial.
La mujer también hizo un llamado de solidaridad a aquellos que fueron jefes de sus dos hijos caídos. “Dos golpes muy seguidos sin ayuda es mucho para el inmenso dolor que pasamos, son mis sostenes”, dijo la madre para luego agregar. “Espero la asistencia de las autoridades; estamos endeudados para soportar el sepelio. Solo un cajón nos dieron”, añadió.