Le pidieron a Jesús que se alejara de su región. No incurramos nosotros jamás en la aberración de decir a Jesús que se aleje de nuestra vida, porque por manifestarnos como cristianos perdamos en alguna circunstancia un cargo público, un puesto de trabajo, o debamos sufrir un perjuicio material de cualquier clase.
Conocemos por propia experiencia el peligro que corremos de servir a los bienes terrenos, en sus múltiples manifestaciones de deseo desordenado de mayores bienes, aburguesamiento, comodidad, lujo, caprichos, gastos innecesarios, etc. ; y vemos también lo que ocurre a nuestro alrededor: “Muchos hombres parecen guiarse por la economía, de tal manera que casi toda su vida personal y social está como teñida de cierto espíritu materialista”.
Piensan que su felicidad está en los bienes materiales y se llenan de ansiedad por conseguirlos. El papa Francisco, a propósito del evangelio, dijo:
“Y Jesús sanaba: dejaos curar por Jesús. Todos nosotros tenemos heridas, todos: heridas espirituales, pecados, enemistades, celos; tal vez no saludamos a alguien: ‘¡Ah! Me hizo esto, ya no lo saludo’. Pero hay que curar esto. ‘¿Y cómo hago?’. Reza y pide a Jesús que lo sane. Es triste cuando en una familia los hermanos no se hablan por una estupidez, porque el diablo toma una estupidez y hace todo un mundo. Después, las enemistades van adelante, muchas veces durante años, y esa familia se destruye.
Los padres sufren porque los hijos no se hablan, o la mujer de un hijo no habla con el otro, y así los celos, las envidias… El diablo siembra esto. Y el único que expulsa los demonios es Jesús.
El único que cura estas cosas es Jesús. Por eso, os digo a cada uno de vosotros: dejaos curar por Jesús. Cada uno sabe dónde tiene la herida. Cada uno de nosotros tiene una; no sólo tiene una: dos, tres, cuatro, veinte. Cada uno sabe. Que Jesús cure esas heridas. Pero, para esto, tengo que abrir el corazón, para que Él venga. ¿Y cómo abro el corazón? Rezando. ‘Pero, Señor, no puedo con esa gente, la odio, me ha hecho esto, esto y esto…’. ‘Cura esta herida, Señor’. Si le pedimos a Jesús esta gracia, Él nos la concederá. Déjate curar por Jesús. Deja que Jesús te cure”.
(Frases extractadas del libro Hablar con Dios, de Francisco Fernández Carvajal, y http://es.catholic.net).