Hoy meditamos el Evangelio según san Marcos 7,1-8a. 14-15. 21-23. El papa Francisco a propósito del Evangelio de hoy dijo: “En el Evangelio, vemos que Jesús rechaza una determinada concepción de pureza ritual ligada a la exterioridad, que prohíbe el contacto con cosas y personas (entre ellas, los leprosos y los extranjeros) consideradas impuras.
A los fariseos que, como otros muchos judíos de entonces, no comían sin haber hecho las abluciones y observaban muchas tradiciones sobre la limpieza de los objetos, Jesús les dijo categóricamente: “Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, frivolidad”.
Por tanto, ¿en qué consiste la felicidad que sale de un corazón puro? Por la lista que hace Jesús de los males que vuelven al hombre impuro, vemos que se trata sobre todo de algo que tiene que ver con el campo de nuestras relaciones. Cada uno tiene que aprender a descubrir lo que puede “contaminar” su corazón, formarse una conciencia recta y sensible, capaz de discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno...
Si hemos de estar atentos y cuidar adecuadamente la creación, para que el aire, el agua, los alimentos no estén contaminados, mucho más tenemos que cuidar la pureza de lo más precioso que tenemos: nuestros corazones y nuestras relaciones. Esta “ecología humana” nos ayudará a respirar el aire puro que proviene de las cosas bellas, del amor verdadero, de la santidad”.
Asimismo, en otra homilía, el Santo Padre, reflexionó acerca del consejo de san Pablo y nuestra actitud cristiana. Y también sobre lo que Jesús aconseja a sus discípulos: dar gratuitamente lo que gratuitamente han recibido». Se trata, explicó, de la «gratuidad del don de Dios, la gratuidad de la salvación, de la revelación de Jesucristo como salvador». Y «esto es un don que Dios nos dio y nos da, cada día».
Hoy, destacó el Papa, «san Pablo vuelve sobre este tema y en la segunda Carta a los Corintios (6, 1-10) escribe: «Os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios». He aquí «la gratuidad de Dios». Por lo tanto, insistió el papa Francisco, no hay que «echarla en saco roto» sino «acogerla bien, con el corazón abierto»...
En efecto, explicó el papa Francisco, «en cada momento el Señor nos vuelve a dar la gracia, vuelve a tener este gesto con nosotros, nos vuelve a dar este don: el don que es gratuito». En concreto, «debemos estar atentos para comprender el tiempo de Dios».
(De http://razonesparacreer. com/lo-que-sale-del-hombre- eso-es-lo-que-contamina-al- hombre-2/ y htts://www.pildo rasdefe.net/ liturgia)