16 abr. 2024

Debemos mantener la calma ante el avance del coronavirus

Ante la aparición de los primeros casos confirmados de personas afectadas por el coronavirus o Covid-19 en nuestro país, lo primordial es mantener la calma, procurar estar bien informados acerca de las acciones preventivas que se deben adoptar y qué hacer en caso de que se registren los síntomas. Por sobre todo, no debemos contribuir a crear una alarma innecesaria. La paranoia es la peor epidemia que debemos evitar. El virus es de alto contagio pero de baja letalidad. Hay que asumir cambios en nuestras actitudes cotidianas para no facilitar los contagios, cooperar y exigir que el sistema de salud haga todo lo necesario para combatir una posible expansión. La higiene, la prudencia y la solidaridad son nuestra mejor defensa.

Lo que temíamos ya sucedió. El temible Covid-19 o coronavirus ya cruzó las fronteras del Paraguay, al igual que la de otros países vecinos. Ya tenemos los primeros casos, confirmados en forma oficial, de personas afectadas por esta nueva enfermedad en nuestro territorio y existen varios casos bajo sospecha. Como lo reconocen las autoridades sanitarias, estamos ante el riesgo de que el virus pueda expandirse y es necesario actuar en consecuencia.

Lo primero es no perder la calma, tal como lo recomiendan los expertos. Se suele decir que la peor epidemia es la paranoia. Hay una gran responsabilidad en los periodistas y en los responsables de medios de comunicación, como en las autoridades sanitarias, en proveer información seria y responsable, sin resultar alarmistas.

A pesar de su alto nivel de contagio, el Covid-19 tiene un bajo índice de mortalidad. Un 2% es la tasa de letalidad y afecta principalmente a las personas de más de 60 años de edad y con enfermedades crónicas, como la diabetes, con quienes se tiene que tener mayor cuidado.

La mayor responsabilidad recae en quienes tienen a cargo los funcionarios del Estado a cargo de los controles en los accesos al país y la atención del sistema de salud. El Paraguay, como todo país en vías de desarrollo y con múltiples deficiencias de gestión, posee un sistema de salud pública que sigue siendo muy precario e insuficiente. Ni siquiera puede enfrentar con éxito enfermedades más básicas, como el dengue. Por ello, es lógico que exista en la población un lógico temor a no hallar el suficiente respaldo médico ante la emergencia que plantea el coronavirus.

Sin embargo, la situación convoca a hacerle frente como ya lo ha hecho el pueblo paraguayo en difíciles momentos de su historia, con entereza y espíritu de resistencia.

Lo primordial es mantener la calma, procurar estar bien informados acerca de las acciones preventivas que se deben adoptar y qué hacer en caso de que se registren los síntomas. Para ello hay que hacer caso a las recomendaciones médicas hasta en los detalles más básicos, como lavarse las manos con agua y jabón, ante los síntomas de la enfermedad cubrirse la boca con el antebrazo al toser y estornudar, limpiar y desinfectar los objetos que se utilizan habitualmente.

Hay que asumir cambios en nuestras actitudes cotidianas para no facilitar los contagios, cooperar y exigir que el sistema de salud haga todo lo necesario para combatir una posible expansión. Cuestiones básicas de nuestra convivencia, como compartir el tereré o el contacto directo en el saludo, tendrán que evitarse. Las medidas de prevención tendrán su inevitable incidencia en actividades sociales y en la propia economía, al restringirse los viajes, los eventos de gran aglomeración de personas, y afectarán a rubros como el turismo y los espectáculos. Habrá que trabajar en propuestas que ayuden a mitigar las consecuencias socio económicas.

Las crisis se enfrentan mejor con espíritu de cooperación y de ayuda mutua. Así ha quedado demostrado a través de nuestra historia. Este es un desafío que debemos enfrentar y superar juntos, como pueblo. La higiene, la prudencia y la solidaridad son nuestra mejor defensa.

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