Wilson Ferreira
CIUDAD DEL ESTE
La historia del empresario Fidelino Díaz, presidente de la compañía Fidelitygroup, dueña de 6 empresas, entre ellas la que administra las tradicionales tiendas Patachoca, se inicia hace 39 años, en los dorados y siempre añorados años 80, en la entonces Presidente Stroessner, hoy Ciudad del Este. Vino del interior de Alto Paraná, luego de terminar el colegio con honores. Actualmente, son 7 tiendas de Patachoca y Rock Sport en Ciudad del Este y 8 tiendas distribuidas en Asunción, San Lorenzo y Luque.
“Vine a la ciudad de Presidente Stroessner, hice el cursillo para entrar en la Facultad de Economía y desde el inicio siempre tuve actitudes y ganas de emprender, siempre fui muy emprendedor”, menciona Díaz al señalar que, a la par del trabajo empresarial, siguió estudiando, logrando tres licenciaturas, una en Comercio Exterior, otra en Contabilidad y la última en Administración de Empresas. Comenzó la carrera de Economía, pero no llegó a culminar.
Inquieto y decidido, en la frontera empezó a trabajar como vendedor ambulante, vendía lentes para un oriental, luego trabajó como mesitero en la calle, luego una casilla y de allí montó su primera tienda, para terminar, sumando otras 5 más en el rubro de electrónica, que se llamaba Fido Electrónicos. Recuerda que antes de meterse en las ventas, llegó a trabajar como albañil y pintor.
Recuerda con nostalgia que miraba desde su mesita el edificio ubicado frente a su puesto, sobre la avenida Adrián Jara, hoy le toca ver la misma estructura, pero del piso 12 del edificio Paranári Torre Corporativa, habilitada hace 6 años, de su propiedad ubicada en pleno microcentro y desde donde se manejan todas sus empresas que hoy emplean a 142 personas. En la planta baja está una de las tiendas Patachoca.
Nada fue fácil relata al señalar que quebró en cinco ocasiones, pero aseguró que nunca desistió. Recuerda que la peor crisis fue la del año 1992, que le dejó en la calle, cerró todas sus tiendas y tras pagar todas sus deudas, quedó literalmente en quiebra, perdiendo más de un millón y medio de dólares. “Cuando escucho que hablan de crisis es porque no vivieron en la década del 92, nadie estaba por la calle. A muchos quebró y también me alcanzó”.
IMPULSO. Díaz señala que como buen emprendedor, “no se rinde nunca, toma impulso y nada”. Esa crisis hizo que tomara la decisión de abrirse al mercado nacional buscando estabilidad, porque siempre la frontera tiene sus picos, así fue toda la vida. Dos a tres años de bonanza luego se viene una temporada de crisis”.
Esta particularidad de la frontera le llevó a ampararse en un negocio más rentable. Es así que, en 1995, menciona que observó que en Ciudad del Este no había tienda exclusiva de calzados. “Si querías tenías que irte a Foz de Yguazú (Brasil) y eso me inspiró a cambiar de rumbo y empecé en el sector de calzados. El emprendedor para tener éxito lo que hace es responder a una necesidad del mercado y eso hicimos”.
Empezó de nuevo con 20 mil dólares, pero recordó que siempre mantuvo la fiabilidad. “Pagué todas mis cuentas, no me quede mal con nadie, cumplí todos mis compromisos y eso me dio moral para empezar. Siempre les digo a los emprendedores; pagá tu cuenta. El mayor patrimonio que uno puede tener es la confianza de los demás”.
Es así que de las cenizas empecé con Patacachoca, con la confianza de varios proveedores, que “fueron ayudándome, dándome crédito, hasta que a los cinco años de abierto Patachoca ya tenía cuatro sucursales, una en Asunción”.
Díaz dijo que en ese tiempo se dio cuenta de que si quería avanzar tenían que salir del estadio de comprador y avanzar a importador. Así se abre la posibilidad de representar marcas.
Tener productos desde el origen. Tras participar de una feria en San Pablo (Brasil) representó la primera marca y allí empezó a comprender cómo funcionaba el comercio internacional. “Hoy estamos en una situación mucho más cómoda. Hoy los proveedores nos buscan. Actualmente, representamos 24 marcas”.