El Yvága Rape –en la tierra de los irreductibles– se iluminó con más de 20.000 candiles de apepu y 900 antorchas. Dos procesiones se realizaron este año. La primera procesión arrancó alrededor de las 17:30. Desde el centro de San Ignacio, al son de tambores y bombos, 120 estudiantes, vestidos con atuendos especiales, hicieron la procesión rumbo a la Barraca. El canto de los estacioneros acompañó la peregrinación.
Mientras que la otra, la procesión tradicional con la imagen de la Virgen de la Dolorosa, salió desde Tañarandy hasta la Barraca. En ese punto fue el encuentro de ambos grupos y el escenario de los imponentes cuadros vivientes.
Al llegar a la Barraca, la luz del sol ya se apagó, con lo cual el espectáculo de luces, sonido, efectos y color cobraron vida, transportando a los presentes a un espacio lleno de magia y arte, resumida en la religiosidad popular.
A las 18:40, la exposición de cuadros vivientes arrancó con una puesta en escena de 50 metros de largo, unos 40 metros de ancho por 7 metros de alto. Fue la principal atracción que encadiló a propios y extraños. Los cuadros vivientes –un total de 4– expuestos pertenecen al arte universal sobre la pasión y muerte de Jesús como la Última Cena de Leonardo Da Vinci, el Descenso de la Cruz y otros cuadros más, explicó Koki Ruiz. El espectáculo congregó a 120 actores.
RELIGIOSIDAD EN FAMILIA. La magia de Tañarandy atrajo a miles de turistas, extranjeros y hasta a jóvenes, incluso a candidatos a gobernador. Desde Posadas, Argentina, Raúl Aramendi llegó hasta Tañarandy tentado por su esposa paraguaya, que lo invitó para disfrutar del arte misionero. “Combina mucho el acto de fe con el arte que resalta los valores de Paraguay”.
Por tercer año, Jazmín del Paraguay, la reconocida cantante, también visitó Tañarandy en familia para disfrutar del evento religioso. “Es una tradición muy linda que tenemos en familia. Tañarandy une a muchísima gente. Es una linda tradición”. Luz Duarte (18), de Encarnación, visitó ayer por primera vez la tierra de los irreductibles.
Cristina Ayala, intendenta de San Ignacio, destacó el impacto económico del turismo en los hoteles, con ocupación al 100%. Estimó la concurrencia en 20.000 a 25.000 visitantes. “Salió magnífico, después de toda esta llovizna. Todo fue maravilloso”, dijo Koki.
Este año la asistencia de gente fue mayor y la cantidad de atractivos también, a pesar de la inclemencia del tiempo en los días previos, este viernes el Sol estuvo presente, con lo cual los visitantes disfrutaron al máximo de todos los atractivos. Los pobladores que viven cerca de la Barraca colocaron puestos de venta de recuerdos y comestibles. Luego, a las 20:00 se hizo un concierto fúnebre en la iglesia de San Ignacio.