09 may. 2024

Crecimiento económico debe tener un efecto multiplicador

El Banco Central del Paraguay (BCP) presentó esta semana el informe de Cuentas Nacionales Anuales. El dato más importante del referido documento es el crecimiento del producto interno bruto (PIB) 2021, que cerró en un aumento en términos constantes del 4,0%, mostrando una recuperación con respecto al desempeño de 2020. El desempeño del PIB no se traduce en la misma medida en el mercado laboral, por lo que si bien este resultado es auspicioso, sus efectos positivos no necesariamente llegan a los hogares.

El informe presentado por el Banco Central referido al crecimiento del producto interno bruto 2021, que finalmente se cerró en un aumento en términos constantes mostrando una recuperación con respecto al desempeño del año anterior, es una buena noticia.

Otras fuentes muestran la recuperación económica, pero de manera más leve, como los ingresos laborales, el desempleo y el subempleo. El desempeño del PIB no se traduce en la misma medida en el mercado laboral, por lo que si bien este resultado es auspicioso, sus efectos positivos no necesariamente llegan a los hogares. Es un buen augurio teniendo en cuenta la gravedad de la situación del año 2020 en que se inició la pandemia. El resultado en 2021 fue, en parte, el efecto rebote de un año anterior negativo en que el producto cayó -0,8%. En 2021 ya se habían levantado las restricciones y paulatinamente la actividad económica se fue normalizando.

Los sectores que presentan tasas de crecimiento más altas son el comercio, con un aumento del 14,3%, y las construcciones, con el 12,8%, debido a la ejecución de obras públicas y privadas. Les siguen en importancia las manufacturas, la ganadería y los servicios con aumentos del 6,9%, 6,3% y 4,7%, respectivamente, entre 2020 y 2021.

La agricultura experimentó una caída de 18,2% debido a la baja producción obtenida en los principales cultivos, entre ellos, soja, maíz y trigo afectados por factores climáticos adversos. La actividad de electricidad y agua presentó una disminución de 7,6% debido, en gran medida, a las condiciones hidrológicas desfavorables del río Paraná, provocadas por la histórica sequía registrada.

Los sectores que tienen mayor peso relativo en la estructura del empleo son el comercio y los servicios, por lo que buenos resultados a nivel macro, tienen resultados positivos a nivel micro.

Sin embargo, estos sectores tienen a ser sumamente heterogéneos, con ocupaciones de altos niveles de productividad, pero otros de muy baja productividad. En el promedio, los ingresos son bajos y se observan elevados niveles de informalidad laboral.

La manufactura es la rama más formalizada, sin embargo, tiene bajo peso relativo. En contrapartida, la construcción es una de las de mayor trabajo informal.

A nivel nacional, la informalidad se mantiene desde hacer varios años en alrededor del 65%, lo que limita la calidad del empleo y el bienestar de los hogares y las personas.

El crecimiento del PIB no es suficiente para la ciudadanía. Los ingresos laborales crecieron 2,0%, la mitad que el PIB, el desempleo y el subempleo se redujeron también, pero levemente. En estas condiciones no sorprende el malestar ciudadano, cada vez más evidente, a través de diversas señales como los conflictos entre automovilistas o el negativismo manifestado en las redes sociales.

El Gobierno tampoco está haciendo bien las cosas en materia redistributiva. Los servicios públicos que requiere la sociedad son de mala calidad y quedan brechas de cobertura por cerrar. Los servicios públicos de salud, agua, saneamiento, energía y educación son imprescindibles para mejorar la calidad de vida y limitar los gastos de bolsillo. Los beneficios del crecimiento deberían redituar en recaudaciones que se traduzcan en mayor y mejor oferta pública.

El gobierno tiene que ser consciente de la situación de malestar e implementar urgentemente políticas para mejorar la empleabilidad y las capacidades básicas.

El crecimiento económico debe tener un efecto multiplicador en el empleo y en la capacidad del Estado para impulsar cambios en la vida de las personas.