26 ago. 2025

Copa Mundial de Clubes

Miguel María Michelagnolimichelagnoli@gmail.com

Miguel María Michelagnolimichelagnoli@gmail.com

Se celebró en días pasados los cuarenta y un años de la conquista de la Copa Mundial por el decano del fútbol nacional. Resaltaron dos aspectos en el análisis que ofreció la fecha de ese hecho lejano y, aún así tan vivido y recordado para quienes aman el fútbol.

Primeramente; ¿por qué ese equipo llegó a tan alto premio? Tres condimentos clásicos que igualan a éxito en cualquier empresa humana existieron en ese grupo: dirigencia capaz, entrenador con visión clara del estilo que pretende y jugadores virtuosos. La receta imaginada en la mente de un dirigente debe plasmarse en prácticas repetidas de un método o estrategia virtuosa en ese momento y un grupo talentoso que lo abraza como santo y seña de victoria y con la entrega que no acepta claudicaciones. Idea, corazón, entrega total. ¿Hay algo más simple?

Luego; ¿podremos repetir esta hazaña? Esta pregunta le debería sacar el sueño a la Conmebol y un tanto igual a la Asociación Paraguaya de Fútbol. El negocio fútbol compite en la dirección y supremacía de la poderosa UEFA vs. la inerte Conmebol. Imaginemos el dislate que recientemente hubo que jugar la final de la Libertadores en suelo europeo.

Europa encarna el fútbol moderno empresa. Dueñas sus ligas de cualquier jugador talentoso que surja en alguna paupérrima ciudad sudamericana, cuna de talentosos jugadores, pero donde dirigentes pasionales con pocas virtudes administrativas y pendientes de ocasionales transferencias sobreviven a las penurias de los costos de un fútbol y campeonato alicaído. Dirigentes de clubes en extraña mezcla de contribuciones personales por un lado y mecenas perennes dueños de clubes por otro.

Hace casi una década que esta preciada copa la ganan los europeos. Para ellos, casi ya no tiene importancia este partido pues es a contramano de sus campeonatos y las retribuciones muy bajas por el rival que no convoca.

Sería ardua y larga la receta para mudar esta situación. Diría que empecemos por cambiar los estatutos de los clubes para volverlos sociedades anónimas. El fútbol es hoy empresa y punto. Podrían haber excepciones de los grandes Olimpia y Cerro. Lo hizo Chile y le va mejor que a nosotros. Si el fútbol local no tuviere la fortuna de un espónsor como el que tiene, moriría de inanición. Quizás esto convenga, pues se acabarían los oportunistas que solo quieren al deporte como medio de vida.

Asia y el gigante chino vienen al galope reclamando el segundo puesto en el concierto del fútbol mundial. ¡Despertemos!