TESTIMONIOS. Fueron celebradas tres misas con diferentes sectores sociales. A las 16.00 fue la última misa concelebrada por varios obispos del Paraguay y presidida por el obispo diocesano monseñor Miguel Ángel Cabello, que en su homilía, valoró la sencillez y humildad del obispo emérito y los grandes servicios prestados cumpliendo su misión evangelizadora con los pobres.
Indicó que desempeñó responsabilidades exigentes y delicadas como obispo en el Chaco y luego en la desafiante región de Concepción y Amambay. “Monseñor Zacarías tuvo también que combatir contra los achaques de su edad y salud”, comentó.
Los que trabajaron con monseñor Ortiz valoran su humildad y gran sapiencia, tal como el profesor Benjamín Valiente, miembro de la Pastoral Social, señaló que el hombre fue un gran pastor, pero humilde y sencillo en su vida dando ejemplo y enseñanza a los colaboradores de la iglesia.
“Fue muy bueno y sencillo, pero no dudó en denunciar las injusticias, los actos violentos que ocurrieron en el departamento”, señaló.
El último adiós fue tras la misa de cuerpo presente con un lleno total de la iglesia Catedral, resaltando la presencia de varios obispos y sacerdotes.
Sus restos fueron depositados en la cripta de la iglesia Catedral junto a tres obispos, entre ellos: Monseñor Emilio Sosa Gaona (1884-1970), monseñor Julio Benigno Laschi González (1914-1969) y monseñor Albino Aníbal Maricevich Fleitas (1917-1996).
PERFIL. Monseñor Zacarías Ortiz falleció el pasado lunes a los 85 años de edad, luego de padecer una serie de complicaciones de salud.
Los feligreses lo recuerdan como una persona culta, muy preparada; conocía mucho la historia paraguaya, empática y generosa con un nivel de compromiso social que lo llevó a denunciar las injusticias y la desigualdad cada vez que le tocó la oportunidad, según los relatos.
