14 jun. 2025

Como en las películas de Semana Santa

Por Alfredo Boccia Paz
Esta película que está filmando la oposición ya la dieron. Los productores hacen como si todo fuera novedoso, pero no logran ocultar que se trata de un aburrido remake. Los sectores luguistas cuentan con el actor ideal para el papel protagónico. Cae bien a la gente, genera escasa resistencia y su popularidad es sorprendente. Pero tienen un problema: el nivel de sus personajes secundarios es pobrísimo. No son simpáticos y se pelean constantemente entre ellos.
A la concertación política le sucede el fenómeno opuesto. Tiene sólidos actores secundarios, veteranos de cien películas, conocedores del métier y acostumbrados a la tarea escénica. Pero le falta una estrella que encabece el reparto y asegure una buena taquilla. Usted, como cualquier persona sensata, pensaría que todo esto tiene una solución relativamente fácil. Bastaría con conciliar los intereses de una y otra parte, potenciar lo mejor de cada una de ellas y realizar una imbatible superproducción conjunta. Bien, esa sería una salida lógica para los chilenos, por ejemplo, pero no funciona con la oposición paraguaya.
Con un fatalismo resignado que “Hamaca paraguaya” no lo logra ni en sus momentos más bucólicos, los dirigentes de los sectores sociales y los partidos políticos empezarán a transitar cansinamente una serie de secuencias bien conocidas. Mientras expresan sus deseos de concertar, se distancian cada vez más. Cuando más necesaria es la prudencia, más decibeles adquieren la soberbia y la intolerancia. Cuando más evidente resulta que hay una amplia mayoría que quiere la unidad, más protagonismo otorgan a los radicales de ambos lados que la consideran una herejía a su purismo ideológico. Así, hasta llegar a un momento en el que lamentablemente, “ya no hay más tiempo para la concertación”. Culpas mutuas entre los protagonistas opositores. Aplausos emocionados de los entusiastas espectadores colorados.
Esta película la vi varias veces. Es más, los asuncenos la asistimos hace pocos meses. Por eso tenemos a Evanhy de intendente. Lo sorprendente es que la repongan tan rápido. Son curiosos los guionistas de películas opositoras. Hacen filmes larguísimos, repiten los argumentos y los diálogos, cambian poco a los personajes y, al final, el único suspenso que le quedará a usted es saber cuál de ellos se quedará con el glorioso segundo puesto. Le juro, esas viejas películas de romanos que dan en Semana Santa son más divertidas.
Imposible hacer buen cine sin una pizca de imaginación. Imposible concertar sin una pizca de grandeza. Una mala película nos puede arruinar la noche, pero este remedo de alianza hecha sin pasión nos puede arruinar los próximos cinco años. Sería más digno que todos se sinceren, que reconozcan que esto de concertar no pega con nuestra idiosincrasia y que se dediquen a sus cosas. Al fin y al cabo, si cada vez que usted intenta hacer una comedia hollywoodiana le sale una densa película psicológica francesa, está visto que el cine no es lo suyo.