21 dic. 2025

¡Cómo amo la camiseta!

Aunque el estadio Defensores no estuvo lleno, aplaudió con ganas al Tigre, que le rindió tributo a toda su afición.

Se fue el último gran ídolo que tuvo Cerro Porteño. César Tigre Ramírez jugó anoche su último partido por el equipo azulgrana, en el juego final del Grupo 1 de la Copa Libertadores ante el Racing uruguayo, en un frío 0-0, tan gris como la noche en Sajonia.

El partido poco le importaba a Cerro, pues estaba eliminado de antemano, era otro el motivo que congregaba a los casi 3.000 mil espectadores. Era el decirle adiós a un grande, a alguien que amó y mucho, que entregó todo por esa camiseta.

Era, aunque nada es definitivo, salvo la muerte, el último juego, la última vez que vestía esa casaca azul y grana, la que le identificó a él y él a esa casaca, era una simbiosis exacta, un mutualismo que se prolongó por casi una década, nueve temporadas para ser exactos.

Entró a los 65' 50'’, le reemplazó a Ereros. Corrió como un chiquilín durante esos minutos en los que estuvo en la cancha. Tras el pitazo final, una vuelta, lágrimas, emoción y un hasta siempre...

Ramírez cerró su ciclo en Cerro, no era la despedida esperada, pero, de todas maneras, la sintió en su piel.