Tal es la denuncia hecha por la abogada Rosa Vacchetta, quien relató en su cuenta de Twitter que al estacionar sobre la calle Ayolas fue “abordada por una patota de 5 personas que se adueñan de la calle”. Agregó que con actitud prepotente y amenazante dijeron que ellos tienen “sus clientes” en ese lugar por lo que no puede estacionar.
Comentó que los automovilistas se ven obligados a pagar o que sus vehículos sean lavados “por un G. 20.000’i” para que el rodado no aparezca “rayado” o “llevado”.
Indicó que todo tipo de amenazas por parte de los cuidacoches nos recuerda la urgencia de que el Municipio se ocupe de ordenar el estacionamiento, cumpliendo el mandato de la Ley 3966/2010 Orgánica Municipal que manda ordenar el tránsito y el tráfico en la ciudad.
PROPUESTA. Capacitaciones, empoderamiento y sensibilización son algunas formulas que considera Vacchetta como alternativas de acompañamiento para dejar el rubro informal. “Por ejemplo, si hay algunos que quieran lavar coches pueden cooperativizarse y hacerlo dentro de un predio, organizados y no vía chantaje. O formarlos para ser guías turísticos, que cuenten la historia de esa calle en un centro histórico que dejó de ser convocante por el abandono”.
Lamentó que hoy existe una lucha entre conductores, frentistas y cuidacoches por la falta de estado municipal y nacional. “En la época de Mario Ferreiro querían legalizar la extorsión, y con Nenecho por orden superior, a través de notificaciones, querían que desaparezcan. Ni uno de los dos extremos va a funcionar”.
OPAREI. En febrero del 2020 la Municipalidad realizó un operativo “despeje” en las calles. Se entregaron masivas notificaciones a cuidacoches para anunciarles que no podrán seguir operando.
El Municipio capitalino junto con el Ministerio del Interior se comprometieron a trabajar en conjunto. Pero meses después todo quedó en el “oparei”. Desde la Comuna habían alegado que al final no cuentan con el acompañamiento policial. Y tampoco tienen el poder coercitivo para sacar a personas de la vía pública.