Hubo mucha emoción en los fieles que participaron de la primera misa y celebración religiosa en la explanada de la Basílica de la Virgen de Caacupé, el domingo último, pues significaba el primer gran reencuentro en la llamada capital espiritual del Paraguay, luego de un año, cinco meses y 19 días de suspensión de toda actividad, desde el momento en que se inició la pandemia del coronavirus.
El obispo de Caacupé, monseñor Ricardo Valenzuela, quien presidió la ceremonia eucarística, remarcó en varios momentos que esta primera actividad implicaba una prueba de fuego para los asistentes, en el sentido de respetar las medidas sanitarias para hacer posible la continuidad de este tipo de encuentros y principalmente hacer posible llevar a cabo la celebración del Tupãsy Ára, considerada la mayor fiesta religiosa anual del país.
“Si cumplimos bien vamos a seguir afuera. Si no hacemos bien vamos a entrar otra vez adentro (en número más reducido). Eso es lo que no queremos. Todo depende del buen comportamiento del pueblo”, explicó el obispo.
Retornar a la festividad del Tupãsy Ára, en diciembre próximo, tras la suspensión de la edición del año pasado, con lo que implicará volver a permitir una concentración multitudinaria, constituye un gran desafío para las autoridades de salud, ante la permanencia de la circulación comunitaria del coronavirus, el peligro de la variante delta y las dificultades para completar el plan de vacunación masiva.
El propio obispo de Caacupé destacó en la misa del domingo que las autoridades del Ministerio de Salud informaron que, inevitablemente, “habrá una tercera ola de Covid en el país”, pero remarcó que, si se cumplen los protocolos sanitarios, la población estará preparada para hacerle frente.
Para avanzar hacia la gran fiesta de la Virgen de Caacupé, el prelado de la diócesis enfatizó que la plaza que rodea a la Basílica “se va a dividir en cuatro partes, toda cercada por vallados, dejando en el medio un pasillo de norte a sur y otro pasillo, vallado también, de este a oeste. Cada cuadrante tendrá un acceso, no se podrá entrar sin tabapabocas, se debe mantener el distanciamiento de dos metros, el lavado de manos. Ojalá todos traigan su alcohol”.
El riesgo es grande, ya que no existen garantías de que una gran parte de la población estará convenientemente vacunada para esa fecha. Además, las situaciones de relajo en las actividades sociales cada vez más numerosas y la falta de cuidados de mucha gente, que se aglomera sin usar siquiera tapabocas, generan preocupación sobre el posible retorno a etapas críticas de la pandemia. Sin embargo, también hay conciencia de que resultará difícil volver a imponer restricciones importantes a la población.
Por ello, más que nunca, habrá que apelar a una estricta vigilancia sanitaria y de seguridad, así como a una conciencia ciudadana, para mantener los importantes avances logrados en la lucha contra la pandemia. La celebración de Caacupé 2021 tendrá una significación especial para una gran parte de la ciudadanía católica, en esta etapa de intento de superación de la crisis, pero habrá que poner un celo especial para que la situación no se desborde.