El Municipio de Ciudad del Este –que maneja un presupuesto anual de G. 235.000 millones– arrastra una serie de problemas estructurales y administrativos que necesitan de una gestión clara y responsable de las futuras autoridades municipales, tanto desde el aspecto legislativo, como del Ejecutivo Municipal.
Mejorar la transparencia en el manejo de los recursos públicos sigue siendo una deuda pendiente, si bien se dieron algunos avances importantes, como el permitir el acceso de la Contraloría General de la República (CGR) para auditar las cuentas municipales y la dinamización de la oficina de acceso a la información pública, pero no son suficientes.
Igualmente, el ordenamiento del microcentro –que está saturado de vehículos particulares– es un viejo problema no resuelto y no cuenta con suficientes espacios para responder a la demanda de aparcamiento. A esto se suman los más de tres mil vehículos de transporte público, distribuidos entre taxis, furgonetas y mototaxis. Todos concentrados en un espacio muy reducido. La reubicación de los 8.000 trabajadores de la vía pública también es otro frente de trabajo que sigue esperando una solución.
Si se busca apostar al turismo, la ciudad debe ser más amigable con los visitantes y eso implica resolver el problema, como el caos vehicular, las calles rotas, aguas servidas y basuras. El correcto mantenimiento del pavimento pasa en gran medida por un trabajo coordinado con la Empresa de Servicios Sanitarios (Essap), que tiene una red obsoleta que presenta fisuras constantemente, lo que implica rotura de asfalto, que luego se convierte en un bache más.
PROYECTO. Ciudad del Este arrastra un grave déficit de cobertura de servicios básicos, como acceso a agua potable y red de alcantarillado pública y red cloacal. Actualmente, estos servicios solo cubren el microcentro, parte de los barrios San Rafael, Juan Emilio O’Leary y Pablo Rojas, que están a cargo de la Essap y las áreas habitacionales 1, 2, 3, 4 y 8, que están a cargo de la Itaipú Binacional. Ambas instituciones utilizan agua del Lago de la República para cubrir una demanda que no supera ni al 30% de la población.
El resto de la ciudad se maneja con pozos artesianos, pozos de agua superficial y fosas sépticas. Es cierto, ejecutar un proyecto de este tipo superó la capacidad de financiamiento de la Comuna, pero es responsabilidad del intendente y de los concejales gestionarlo. Otro déficit que arrastra la ciudad es la infraestructura vial, a pesar de lograrse un importante avance en los últimos 10 años, con los viaductos del kilómetro 4, del kilómetro 7 y el paso a nivel kilómetro 5. En el resto de la ciudad, el déficit es tremendo.
El caos vehicular es terrible sobre la avenida San José, empezando por el cruce de la rotonda del Área 1. Se necesitan más avenidas paralelas para poder permitir una mejor circulación. Lo mismo ocurre en la zona Norte de la ciudad desde el kilómetro 4.
Este problema está muy ligado a otro: al pésimo servicio de transporte público. En el 2014 se inició un intento de mejorarlo. Se adjudicó la mitad de las líneas actualmente en servicio, el resto sigue con contratos temporales ya firmados con la actual administración municipal, sin lograrse ningún avance.