El viernes, el embajador Lee McClenny, en evidente alusión a la nueva maniobra pro blanqueo que el día anterior tuvo lugar en la Cámara de Diputados para salvar a tres de sus pares de perder la investidura, exhortó en su cuenta de Twitter a no tolerar la impunidad e instó a la ciudadanía a luchar contra la corrupción.
Sus dos tuits fueron ponderados positivamente por numerosos seguidores (tiene casi 19 mil) y no generó reacción alguna por parte de la Cancillería Nacional, actualmente a cargo del diplomático de carrera, Antonio Rivas Palacios.
Una actitud muy distinta a la que asumía el canciller del gobierno anterior, Eladio Loizaga, de quien se recuerda específicamente dos ocasiones en que convocó al embajador del Reino Unido, Matthew Hedges y al encargado de negocios de la Embajada de los Estados Unidos, Hugo Rodríguez.
Este último, en diciembre de 2017, había expresado también en un tuit que “mientras Paraguay se prepara para acudir a las urnas en una semana, instamos a unas elecciones pacíficas y transparentes. Esperamos continuar la cooperación para enfrentar los desafíos planteados por monseñor Valenzuela”, refiriéndose a la aplaudida homilía del obispo de Caacupé, durante la festividad de la Virgen (8 de diciembre), ocasión en la que el pastor católico cuestionó la clase política actual que está sumergida en la corrupción y deshonestidad.
Lo concreto es que Rodríguez por su tuit, a Rodríguez lo convocaron a la Cancillería Nacional donde el entonces canciller sustituto, Federico González, le transmitió la sorpresa que les produjo sus expresiones “las cuales no condicen con el excelente relacionamiento de sus respectivos gobiernos”. El tema no pasó a mayores y las críticas hacia la Cancillería fueron de una sobreactuación.
En el caso del embajador británico, un tuit que decía “Qué linda la sonrisa de la libertad”, acompañada de la foto de uno de los campesinos de Curuguaty, abandonando la cárcel de Tacumbú, por disposición de la Justicia. El propio canciller Loizaga le había transmitido, tras convocarlo, “la incomodidad” que provocó al Gobierno ese posteo y calificado el hecho de intromisión (agosto de 2018).
El artículo 41 de la Convención de Viena sobre las relaciones diplomáticas establece: “Sin perjuicio de sus privilegios e inmunidades, todas las personas que gocen de esos privilegios e inmunidades deberán respetar las leyes y reglamentos del Estado receptor. También están obligados a no inmiscuirse en los asuntos internos de ese Estado”.
El dilema es ¿cuándo las reflexiones u opiniones que comparten los embajadores a través de sus cuentas en las redes sociales sobre la realidad del país receptor pasa a convertirse en injerencia?
El 1 de agosto último, cuando Abdo Benítez zafaba un juicio político, McClenny también había tuiteado para “aplaudir” la prudencia de los líderes para encontrar una salida viable (a la crisis), y para expresar respaldo a los esfuerzos del presidente Abdo Benítez.