Blas Brítez
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Como se podía especular en los papeles previos, Cerro Porteño fue siempre el equipo con la pelota en los pies, con sus ambiciosos centrales pisando el mediocampo, sus laterales proyectados y sus puntas, esta vez sin el pivoteo de Churín, presionando bien arriba.
También estaba previsto que General Díaz (con graves problemas en la semana por sueldos impagos) mordiese con Campuzano y Moreira en la zona medular y que tentara su oportunidad en las contras en algún error cerrista o en la pelota parada. Por eso el primer tiempo mostró a un equipo visitante intentando por las bandas, pero ayer el tándem por la derecha, Espínola-Giménez, tuvo menos peso que cuando Arzamendia se mandaba al ataque, apoyado en Aquino y Óscar Ruiz por la izquierda.
Fue Cerro quien tuvo mejores situaciones en la parte inicial, más bien con las pelotas paradas ante la imposibilidad de romper el cerco aviador y sus volantes centrales barriendo todo a su paso e intentando desprenderse rápidamente de la pelota.
Pero la segunda etapa fue distinta. De entrada, Cerro arrinconó a su rival, pero en una jugada aislada y de tiro libre de esquina, Campuzano tomó un rebote y abrió el marcador para los locales.
Sin embargo, ya General mostraba un cansancio prematuro cuando, sin mucha sin dilación, también de pelota parada y de rebote, Cerro empató con Claudio Aquino.
A partir de ahí fue lo que sabemos del equipo de Arce. Paciencia ante un adversario que se partía en dos y contundencia cuando pisa el área. Ronaldo Martínez desniveló y también puso el tercero para marcar su primer doblete en Primera y consolidar el paso del Ciclón hacia el título.
La figura
Santiago Arzamendia
Exuberante físicamente, fue y vino por la izquierda, buscó el gol y sirvió pelotas siempre peligrosas al área.
