El rubio de tupido cabello, un poco akãhatã (inquieto, cabezudo) y tie’y (travieso) Cachito, muñeco inseparable durante 47 de los más de 60 años de trayectoria artística del recordado Juan Bautista Castillo Benza, el mago y ventrílocuo Nizugan, se encuentra trabajando a full con su nuevo compañero de shows, Nizugan Jr. (Juan Castillo).
“Hacemos presentaciones en cumpleaños infantiles y de adultos, festivales, y expos, casi todos los días. Más que la magia, piden a Cachito directamente”, cuenta entre sonrisas el también ventrílocuo Nizugan Jr., que no dejó pasar mucho tiempo después de la partida de su padre, ocurrida en junio pasado, para que Cachito se reúna de vuelta con los niños.
Jr. respeta el repertorio que Cachito tenía con su padre, el cual conoce al dedillo, sin embargo, le va agregando “algunos toques personales”, sobre todo en lo que tiene que ver con la coyuntura y actualidad. También, con respecto a su look. “Actualizamos su ropita, prácticamente nos vestimos iguales, pero siempre con el estilo que usaba con papá”, explica Nizugan, quien hoy forma parte de la pequeña comunidad de ventrílocuos del país, también integrada por otros como Paco El Mago con su muñeco Kike y Juan Babril, también ilusionista.
Para Nizugan Jr. es un honor y privilegio darle vida a Cachito, un muñeco que trascendió generaciones, que conoció a los abuelos y a veces, tatarabuelos de los chicos que hoy alegra. “En un show se me acercó una persona y me dijo que conocía a una familia que tuvo a Cachito en cuatro generaciones de cumpleaños, y bueno, quiero seguir con esa cuarta generación e ir por la quinta, hasta donde pueda”, afirma.
Acerca de las sensaciones que experimenta al realizar esos espectáculos siente lo que su papá le contaba. “Cachito es un personaje único. Pasó tantas cosas, tiene una vida muy rica, muchas anécdotas en sus 47 años de carrera. Cuando actuamos, siento que estoy ahí con papá, que él se apodera de Cachito”, asegura.
Si tuviera que describir a Cachito, Jr. reflexiona. “Tiene su personalidad bien marcada. Es un niño retobado, travieso, sinvergüenza, curioso, pero también cálido y tierno, inocente. Es espontáneo, sus palabras surgen, es como si fuera que salen de la boca de papá, fluyen”, describe.
Detalla como algo único vivir en carne propia lo que su padre siempre vivía. “Siento el amor, el cariño que la gente le demuestra. Es algo único compartir con él. Es tenerlo cerca a mi padre. A veces cuando salimos para los shows le digo, vamos papá, fuerza, es como si fuera él”, refiere.
RETOQUES. Para estar más “lindo”, Cachito recibirá antes de que termine el año un “tuneo”. Nizugan promete que los arreglos en su rostro, cambio de peluca y lo que necesite para mejorar solo durarían una semana. “Mi padre lo fabricó con papel maché y yeso. Por cosas de la vida, y tanto trabajo continuo, nunca hubo un tiempo para hacerle cambios”, señala el artista.
Entre las novedades, Nizugan adelanta que grabará temas infantiles nuevos con Cachito. “Queremos hacer en algún momento un lanzamiento oficial de los cambios, y renovar fotos para redes sociales, y que Cachito tenga sus propias redes”, adelanta.
Entre las novedades recibieron ofertas de empresas para ser parte de sus publicidades, y trasladar sus pertenencias a un museo, o poner su nombre de Cachito y el de papá en una calle.
HISTORIA. Cachito es la caricatura de Cacho Mura, un radiotécnico con quien su padre trabajaba en el departamento artístico del Ministerio de Defensa hace décadas. “Sus rasgos son más suaves que los de un muñeco común de ventriloquia que tienen la cara más caricaturesca. Papá buscó que tenga un rostro más aniñado, antes de él estaba Panta (caricatura de Rojas Doria), un personaje más arriero que no encajaba en fiestas infantiles”, recordó Juan.
Las anécdotas del muñeco son muchas, entre ellas resaltan cuando fue secuestrado y detenido en Disney, por no contar con permiso para filmar con Nizugan.