Este grupo de paraguayos busca que las autoridades paraguayas investiguen el origen de las plantas medicinales para que luego sean registradas.
Torres comenta además que algunas, como el ka’a he’ẽ, la malva o el ambay ya fueron registradas en otros países, mientras en Paraguay los proyectos duermen en los escritorios de las autoridades.
Desde hace aproximadamente dos años se encuentra en manos de la Cancillería Nacional el Protocolo de Nagoya, que se trata de un acuerdo internacional de carácter vinculante que implementa el tercer objetivo del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB), que contempla el establecimiento de un régimen internacional para la distribución justa y equilibrada de los bienes emanados del empleo de los recursos genéticos, según explicó Torres.
“Este convenio, luego de que la Cancillería analice tiene que ir al Congreso, tendrá la función de proteger al médico ñana así como al descubridor de las plantas, que son los indígenas”, manifestó.
Agregó que la semana entrante también presentarán una nota de urgimiento a la Cancillería para la revisión inmediata del documento, además de hacer lobby en el Congreso para que algún parlamentario apoye esta campaña.