El ingreso de Brasil al club de países ricos y prácticas promercado, solicitado en mayo de 2017, es visto como un sello de aprobación para aumentar la inversión y certificar el entorno para los negocios.
“La noticia (del apoyo estadounidense) fue muy bienvenida”, dijo Bolsonaro, que desde que llegó al poder hace un año busca estrechar vínculos con el presidente Donald Trump, de quien se declara un aliado ideológico.
Un portavoz de la diplomacia de EEUU confirmó que el país del norte “quiere que Brasil sea el próximo país en el proceso de adhesión”. “Hay más de cien requisitos para ser admitido en la OCDE. Estamos muy adelantados, más que Argentina. Las ventajas para Brasil son muchas. Equivale a entrar en la primera división”, agregó Bolsonaro.
La OCDE, con sede en París, lo forman 36 países con economías promercado, en su gran mayoría del mundo industrializado. En América Latina, solo Chile y México son parte de ese grupo. “La adhesión de Brasil a la OCDE abriría la puerta a un aumento del comercio y de la inversión, y enviaría un mensaje positivo de que Brasil está dispuesto y es capaz de implementar las reformas necesarias para allanar el cambio para su creciente apertura económica”, explicó Roberta Braga, directora asociada del Centro para Latinoamérica del Atlantic Council.
La experta indicó que hasta octubre de 2019, Brasil cumplió con 80 puntos de más de 253 instrumentos del “acervo de la OCDE”. Bolsonaro señaló que aún no hay fecha prevista para formalizar el ingreso de Brasil. AFP