“Nuestra competencia no es la banca tradicional, es el ‘gota gota’, el crédito informal, que tiene unos efectos muy graves para la sociedad”, dijo a Efe la líder de sostenibilidad del Banco WWB, Diana Lucía Fernández.
La directiva agregó que este tipo de préstamos se otorgan a personas que no cumplen los requisitos necesarios para acudir a la banca tradicional y que tienen unos intereses “muy altos” que terminan arruinando a sus usuarios o impidiendo su crecimiento económico.
Fernández, que calificó esta problemática social y económica como “epidemia”, indicó que el público objetivo de las entidades de microcrédito, como el banco WWB, son los pequeños empresarios o trabajadores independientes que no tienen acceso a la banca tradicional y desconocen que existe una banca de microcrédito enfocada en brindarles productos y servicios con requisitos sencillos y tiempos de desembolso ágiles.
“La banca informal ha sido un mecanismo de subsistencia para esa población, pero a un costo muy alto, ya que muchas veces sus usuarios acaban perdiendo las pocas cosas que han podido acumular con tanto esfuerzo”, aseguró Fernández.
El WWB nació como una fundación que otorgaba pequeños préstamos a madres cabeza de hogar en 1980.
En 2011 la entidad se convirtió en un banco vigilado por la Superintendencia Financiera de Colombia para poder ofrecer servicios de ahorro.
“No somos un banco que montó una fundación para legarle sus estrategias sociales sino una fundación que creció y dio paso a la creación de un banco”, precisó Fernández.
Además, explicó, la entidad ofrece servicios financieros a sus clientes, mientras la fundación les suministra a los microempresarios educación financiera y asesoramiento para que sus negocios sean rentables y eficientes.
Asimismo, la directiva aseveró que el Banco WWB, que tiene 142 oficinas en todo el país, no se ha visto tentado a cambiar de nicho de mercado.
“Toda la banca de microcrédito tiene la función social de ir a la base de la pirámide”, es decir a las personas de menores ingresos, subrayó Fernández quien, sin embargo, consideró necesario que este sector haga un mayor esfuerzo para llegar cada vez más a los ciudadanos que tienen pocas oportunidades y que requieren respaldo financiero.
Así las cosas, la responsable del WWB destacó que está convencida de que el ahorro tiene un impacto mayor en la calidad de vida de las personas que el mismo microcrédito y aseveró que en el banco los clientes “pueden abrir cuentas de ahorro completamente gratuitas con sólo 10.000 pesos (unos 3,26 dólares).
Con respecto a la viabilidad de las entidades como la que representa, que atienden a las personas con muy pocos recursos, la ejecutiva afirmó que los bancos de micropréstamos tienen unos clientes “muy responsables”, lo cual se confirma con el hecho de que el índice de morosidad es del 3,2 %, mientras que el de las entidades tradicionales rondan el 7 %.
“No hay malos clientes, hay créditos mal otorgados”, añadió Fernández, quien aclaró que su entidad dispone de “analistas de crédito” que visitan a los clientes potenciales y sus negocios para asegurarse de que existe “voluntad de pago” independientemente de si tienen historial crediticio.
Finalmente, la funcionaria aseguró que cuando las entidades financieras otorgan a sus clientes más créditos de los que pueden pagar, estos acaban “generando exclusión financiera y por eso deben ser entregados con responsabilidad”.