Las temperaturas por debajo de los 20°C frenan el crecimiento de las plantas y su efecto se podría extender hasta la temporada de granos, cuando se mide el rendimiento y por tanto la rentabilidad de la campaña agrícola.
“La lluvia hasta ahora es bienvenida, hay buena humedad en el suelo con buen desarrollo del cultivo, con algún freno por las bajas temperaturas, pero por ahora nada muy significativo y estamos caminando normal”, dijo Héctor Cristaldo, titular de la Unión de Gremios de la Producción, sobre la tranquilidad que aún hay en el campo en esta etapa.
El potencial productivo se podría observar en diciembre cuando se espera un rendimiento mínimo de 3.000 kilos por hectárea, más aún después del fracaso de la campaña 2021-2022, que dejó millonarias pérdidas a raíz de la fuerte sequía.
La temporada de siembra prácticamente está cerrada. Solo falta echar semillas en las áreas que aún siguen ocupadas por el trigo, que sí ya están sufriendo pérdida de calidad debido a las repetidas lluvias.