El Gobierno de Argentina intensificó ayer los controles sobre el comercio de productos como parte de un nuevo conjunto de medidas para frenar la inflación, buscando detener el aumento del descontento con el Gobierno por la subida rampante de los precios al consumidor.
El equipo económico intenta detener la aceleración del costo de vida que, combinada con una seria recesión, castiga los presupuestos de los argentinos y pone en riesgo las probabilidades de reelección del presidente Mauricio Macri en los comicios de octubre.
Pero las medidas anunciadas la semana pasada por el Gobierno fueron consideradas populistas por muchos expertos y generaron rechazo en los mercados. “Son medidas que tienden a llevar alivio, que tienden a mejorar el poder de compra y que son complementarias y que no dañan el mediano plazo que es un programa de reformas estructurales”, señaló ayer en una conferencia de prensa el ministro de Producción, Dante Sica.
El decreto que refuerza los controles, divulgado en el Boletín Oficial, ya estaba previsto. El texto dice que apunta a “asegurar la lealtad y la transparencia en las relaciones comerciales, y garantizar el acceso a la información esencial sobre los productos y servicios”. REUTERS