28 mar. 2024

Aquellos chicos soñadores...

Andrés Colmán Gutiérrez – @andrescolman

Los habíamos visto crecer desde la adolescencia, a inicios de la década del 90, cuando crearon los primeros centros estudiantiles secundarios y grupos combativos como el Frente Estudiantil Secundario (FES), con sus históricas movilizaciones en las calles por obtener el boleto estudiantil.

Eran chicos y chicas que contagiaban energía e idealismo, que demostraban pasión, radicalismo y creatividad en sus movilizaciones. Se definían con ideas de izquierda, cuestionaban las nocivas prácticas de los partidos tradicionales y postulaban el sueño de una sociedad distinta, más justa y solidaria.

Camilo Soares y Rocío Casco eran dos de los dirigentes que encarnaban a esa nueva generación de chicos soñadores. Se destacaban en los actos públicos y en las entrevistas en medios periodísticos por su buena oratoria, por su claridad de conceptos y su formación ideológica.

Pasaron por experiencias polémicas, como la participación en el Partido Patria Libre, de donde –según se reveló después– se desprendió un intento de guerrilla clandestina, hoy conocido como el grupo armado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP). Participaron de peleas y rupturas, se distanciaron de varios ex compañeros y compañeras para crear su propio centro de formación, la Casa de la Juventud, donde desarrollaron programas como la comunitaria Radio Rebelde. Soportaron críticas por enarbolar un discurso antiimperialista mientras algunos de sus proyectos eran financiados por la agencia norteamericana Usaid.

De aquel activo grupo nació en 2006 el Partido del Movimiento al Socialismo (PMAS). Era la propuesta de una nueva izquierda paraguaya, creativa y moderna. Su emergencia fue narrada por la célebre pensadora chilena Marta Harnecker en un libro publicado en 2008: El PMAS del Paraguay: Un instrumento que nace del estudiantado, destacándolo como una opción política innovadora. En el otro extremo ideológico, el senador Juan Carlos Galaverna les dedicó un piropo, al declarar que el Partido Colorado necesitaba de un joven líder como Camilo Soares.

Tuvieron sus momentos de gloria, como aquella satírica campaña “Que viajen ellos”, cuando en 2008 le compraron un pasaje a España al entonces presidente Nicanor Duarte Frutos para cuestionar la masiva emigración de paraguayos.

Lo demás es historia conocida. La activa participación en la alianza electoral que llevó al ex obispo Fernando Lugo a la Presidencia de la República en el 2008. La designación de Camilo Soares como ministro de Emergencia Nacional, con un equipo de miembros del PMAS. Las denuncias de presuntos hechos de corrupción durante su gestión. Un proceso judicial que se extendió una década mediante chicanas y ahora llegará a juicio oral. Otras alianzas electorales para la candidatura del ex conductor televisivo Mario Ferreiro, primero para presidente en 2013 (la cual perdió) y luego para intendente municipal de Asunción en 2015 (la cual ganó), peleas y rupturas con el Frente Guasu, peleas y rupturas en Avanza País, peleas y rupturas en el PMAS, hasta la reciente denuncia judicial de una supuesta recaudación paralela en la Comuna capitalina, que forzó la renuncia del intendente Ferreiro, hasta llegar a la actual telenovela de acusaciones y contra-acusaciones, amenazas, difusión de grabaciones, revelando que presuntamente recibieron ilegalmente dinero del entonces presidente Horacio Cartes y de su grupo económico para financiar sus últimas campañas.

¿En qué momento se les jodió la utopía a aquellos chicos soñadores? ¿Acaso ya eran así y solamente lo disimulaban o fue esa política, que presuntamente querían cambiar, la que luego los cambió?

“La izquierda es tan corrupta como la derecha. La corrupción no tiene color” celebran quienes prefieren que nada cambie. Es cierto, pero la honestidad y la ética tampoco. El Partido Colorado también nos puede dar a un Waldino Ramón Lovera, el Partido Liberal a un Eligio Ayala y la izquierda a un José Asunción Flores o a un Rafael Barrett.

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