18 feb. 2025

Aprender de los errores

Por Manuel Ferreira Brusquetti (*)
La novedad del fin de año paraguayo es la del cemento, o mejor, de la escasez de cemento. Resulta que se rompe una máquina de la Industria Nacional del Cemento (INC) y se para toda la construcción en todo el país.
Que toda la construcción se pare implica muchas cosas: que haya gente sin cobrar salarios, que haya empresas reduciendo personal, que haya cuentas que no se cobran y cuentas que no se pagan, que haya gente que no recibe su casa. La lista puede seguir y seguir. Los efectos de parar todo un sector son desastrosos para la economía.
El problema acá no es que se rompa una máquina, sino que este desperfecto, que puede ocurrir en cualquier momento y a cualquiera (pero a una empresa del sector público, más), tenga tanto impacto en la economía.
El sector de la construcción es un sector importante para el Paraguay. Importante no por su dimensión, que seguramente es pequeña en relación a otros sectores, sino por su impacto. Imagínense que más del 75% de una casa es mano de obra, y una mano de obra de relativa baja calificación como es un albañil. Este es el tipo de gente que a nosotros nos sobra, necesitamos emplear como país y a los cuales tenemos que proteger cuando queremos desarrollarnos.
La construcción genera además un efecto multiplicador importante, por los ingresos que perciben sus trabajadores, por su impacto en el sector del crédito, que todavía es pequeño en Paraguay, y, sobre todo, porque gran parte de los ahorros de las personas y las empresas son destinados a este rubro. Cuando una economía crece, la gente construye. Por eso está faltando cemento en Argentina. Y nosotros, ahora que conseguimos crecer un poco, no tenemos cemento para invertir.
Paraguay no puede darse el lujo de no tener cemento cuando necesita, a todas luces, incrementar de manera vigorosa su infraestructura en todo sentido. Y para la infraestructura que necesita, el cemento es seguramente el insumo más importante. Creo que el cemento es un insumo tan estratégico para nuestra economía, que no puede ser dejado exclusivamente en manos del sector público.
El tema fundamental es que no existe alternativa al cemento de la INC o la alternativa que existe no es suficiente. Esto ocurre porque en este sector la competencia es escasa y nunca fue fomentada.
El Estado paraguayo no puede pretender, en pleno siglo XXI, seguir siendo monopólico en ciertos sectores donde ni siquiera puede cumplir a cabalidad con su papel.
Es preciso iniciar un proceso de apertura de mercados, sobre todo en aquellos sectores donde los mercados pueden funcionar bien, como es el caso del cemento. Si acá hubiese existido un mercado de mucha competencia para el cemento, jamás hubiese escaseado.
Imagínense que mientras la INC está parada, la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD), que también es una institución del Estado paraguayo, está intentando colocar a través de los bancos, muchos millones de dólares para el sector de la vivienda. Son este tipo de incoherencias las que frenan nuestro desarrollo y nuestra economía.
Creo que es preciso repensar la visión económica del Paraguay a la luz de este tema del cemento, ya que no es el único caso. Está también la electricidad, el agua, las telecomunicaciones, los aeropuertos y otras más. En sectores como estos, el sector privado le puede dar eficiencia al suministro del bien, y el Estado puede aprender a competir en condiciones de igualdad.

(*) Economista Jefe
Fundación Desarrollo en Democracia