14 dic. 2025

Aplazados

Foto UH Edicion Impresa

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Como esos malos estudiantes que no se prepararon, no leyeron las materias o no hicieron las tareas y se les vienen los exámenes, así se ha comportado el Gobierno durante la semana de evaluación de Gafilat, la institución que evalúa el comportamiento gubernamental ante el lavado de activos y cómo actúan las normas y las instituciones que deben perseguirlo.

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La trascendencia de su misión y el terror del alumno mal aplicado lo dio la presencia del presidente de la República al inicio de su tarea. La semana no pudo haber sido peor. A poco de iniciada la labor la entrometida secretaria de Justicia de los EEUU expuso los operativos de tres ciudadanos que hacían lo que querían en el país. Tenía a los policías de la frontera como sirvientes y a fiscales, jueces, encargados de tributación y aduaneros comiendo de sus manos. No podía haber sido más impertinente la acción que el propio secretario de Estado Blinken tuvo tiempo en medio de la tormentosa salida de Afganistán de resaltar la trascendencia de los tres pillos locales.

Los nuestros fingieron darle trascendencia. Detuvieron a Kassem mientras sus dos compañeros de travesía explicaban cómo habían podido evadir los montos millonarios en dólares de los que se los acusa. El daño ya estaba hecho. Los examinadores de Gafilat la tenían muy clara: este país es una gran lavandería a cielo abierto sin controles, normas ni instituciones que funcionen.

El mal alumno generalmente pide la ayuda de todos los santos, va en peregrinación a Caacupé, a la Crucecita o a algún templo local por alguna ayuda extraordinaria. Generalmente eso no alcanza para pasar el examen, pero hace parte de nuestro “teko Paraguay” (forma de ser). Aquí todos fingieron asombro e intentaron demostrar que habían hecho la tarea cuando en realidad desde hace más de 20 años el personaje en cuestión había superado con creces cualquier obstáculo con el dinero que le generaban los negocios sucios.

Están preocupados algunos con la investigación de los EEUU que incluyó a políticos, fiscales, jueces, policías y aduaneros que hasta el ex fiscal René Fernández pidió los datos. Todos quieren saber quiénes son, aunque en realidad solo les importará mientras estén los de Gafilat. Después, volverán a seguir como exitosos dirigentes de fútbol, generosos donantes de iglesias o notables dirigentes de seccionales coloradas. Quizás no puedan ir más a Disney World, pero como ya lo habían visto antes, eso ya no amerita una nueva visa de entrada. El otro escándalo no existe y si existe es irrelevante para los actores con quienes interactúa. Ni los insultos e improperios entre Cartes y Friedmann sirvieron para entretener cuando la urgencia de mantenerse en el poder es más relevante que las acusaciones mutuas que se hicieron. El abrazo cómplice delincuencial es más importante que cualquier cosa entre algunos políticos.

El mal alumno busca quién lo ayude, echa mano al folclórico “copiatín”, a la trampa, a la suerte o a la oración para celebrar el 2 salvador con lo cual podrá acceder a puestos claves sin grandes problemas, incluso llegando a la presidencia de la Corte. Los niveles de exigencias locales son pobres y las retribuciones altas. Hay que crear, eso sí, con ayuda de la ONU, la Comisión internacional contra la Impunidad Paraguay (Cicip) para que al menos los que temblaron en la semana del examen de Gafilat huyan o caigan presos. De lo contrario, “el abrazo republicano” seguirá siendo el símbolo de la corrupción y de la impunidad entre nosotros apenas vayan los examinadores foráneos. Hasta los santos están hartos de nuestras peticiones alevosas y corruptas.

Benjamín Fernández Bogado – www.benjaminfernandezbogado.wordpress.com