25 may. 2025

Ancianas pasan su vejez en un Oasis cálido y acogedor

Por Ma. José Centurión

mjcenturion@uhora.com.py

En el Hogar Oasis Santa María de la Providencia -Zona de Campo Grande, Asunción- residen 22 mujeres que les pelean a los achaques y a las enfermedades propias de la vejez, y tratan de darle un sentido a la vida en medio de sus sufrimientos.

El albergue es más que un espacio para vivir. Para muchas significa una familia en donde reciben lo que personas de su propia sangre no les dan: cariño, cuidados y mucho amor.

El hogar, de las Hermanas Guanellianas, quienes este 2009 cumplen 40 años de presencia en el país, está integrado también por chicas con problemas psiquiátricos.

Eustaquia Domínguez viuda de Bianco es nueva en el Hogar: se encuentra desde hace tres meses, después de haber sufrido una caída que le causó varias complicaciones, hasta tener que operarse de la columna. Desde aquel momento cambió su vida. Ante la imposibilidad de que siga viviendo sola, su única hija, que reside en Argentina, la llevó al Hogar.

“Extraño mucho mi casa porque durante 30 años viví sola, pero no tengo quien me cuide. Pero el Hogar es verdaderamente un oasis, me cuidan muchísimo. Además, la atención y la higiene son muy buenas, gracias a Dios, porque las viejas somos maniáticas”, explica Eustaquia, sentada en el comedor, mientras sus demás compañeras disfrutan de un guiso de arroz con carne.

Cuenta que era modista, pero tuvo que dejar de coser por problemas de la vista. Ahora pide colaboración a la gente para que la ayuden a comprar sus medicamentos.

Francisca Chaparro (88) es la primera habitante del Oasis, habilitado a mediados los años 80. Ella es oriunda de Santiago del Estero, Argentina. Vino al país para trabajar como doméstica en casas de familia. A medida que fue pasando el tiempo, se sintió sola, y como no tenía a nadie en el país, acudió a las hermanas, quienes desde ese momento le comenzaron a cuidar como a una hija. “Estoy muy contenta de estar aquí", señala Francisca.

A metros de ella se encuentra Aurorita, quien grita: “Me quiero morir, me quiero morir, me duele todo”, resistiéndose a que se le dé el almuerzo.

La hermana Cristina Rodríguez, directora del Hogar, señala que además de ofrecerles los servicios, ayudan a las ancianas a vivir esta etapa y a acoger con alegría los achaques del momento. “Nuestra misión no es darles pan, sino palabra. Y sobrevivimos por la Providencia, que envía a gente muy generosa”, cuenta, dejando en claro que el Hogar Oasis recibe vida y también la da.

40 AÑOS DE HISTORIA EN PARAGUAY

Las Hermanas Guanellianas, que llevan adelante el Hogar Oasis, cumplen, este 2009, 40 años de presencia y servicio a los más necesitados en Paraguay.

Entre otras de sus obras se encuentran el Colegio Santa Rosa, el Instituto Santa Bernardita, de promoción integral de las personas; la Misión Santa Ana, una actividad educativa y pastoral en la diócesis de Coronel Oviedo; y la Comunidad Beato Luis Guanella, actividad en la diócesis de Carapeguá.

Así también la comunidad Nuestra Señora de Caacupé, una obra pastoral y asistencial a niños y jóvenes pobres y en situación de riesgo.