El doctor Jesús Marín, jefe de Cirugía de Manos del Hospital del Trauma, menciona que todos los explosivos son peligrosos, desde una pequeña bombita hasta las de gran potencia. Las lesiones varían de acuerdo al poder del artefacto pirotécnico y pueden afectar desde las manos hasta cualquier parte del cuerpo.
Diferencias. “Al hablar de lesiones en la mano debemos referirnos a dos clases: Las que son por quemaduras y las que resultan traumáticas. Las quemaduras pueden ser superficiales y profundas. Además de la mano pueden afectar al rostro, el cuello, muslo, etc. Incluso la ropa. Por otro lado las traumáticas producen lesiones que hasta pueden llegar a la amputación”, explica el doctor Marín.
El titular del Hospital del Quemado, doctor Bruno Balmelli, llega al punto de decir que las lesiones con pirotecnia pueden causar incluso la muerte. Añade también que el daño puede extenderse al oído o los ojos. “Mi principal consejo es no emplear la pirotecnia en la celebración de fin de año”, señala Balmelli.
Marín y su colega coinciden en recomendar que los explosivos no sean manipulados en especial por las personas en estado etílico. Sugieren también no detonarlos cerca de la mesa familiar. Otro consejo es que al momento de encenderlos no estén directamente en la mano.
Sin embargo, resaltan que gracias a las campañas de concienciación fueron disminuyendo el número de afectados en las fiestas de fin de año.
Menores. Con énfasis, ambos profesionales recomiendan no dar artefactos pirotécnicos a menores de edad. Balmelli señala que la población más vulnerable son los menores de 10 años.
“Si es una tradición familiar hacer uso de pirotecnia, que la compra no esté a cargo de un menor”, detalla el director del Centro Nacional del Quemado. Con cierto pesar, el doctor Marín destaca que el daño que puede dejar el explosivo en el niño puede ser para toda la vida. “Lo único que le digo a los padres es que al comprar bombas, están comprando un mal a sus hijos”.