Unas 360.000 personas que viven en el cantón de Gütersloh, y unas 280.000 que residen en el de Warendorf, en el oeste del país, verán de nuevo cómo sus desplazamientos y actividades son estrictamente limitados durante una semana, para intentar contener la propagación del virus, que afecta a más de 1.550 personas de un matadero de la región. No necesitarán, en cambio, permanecer en sus domicilios.
“Por primera vez en Renania del Norte-Westfalia y en Alemania, vamos a volver en todo un cantón a las medidas que se aplicaban hace algunas semanas”, indicó Armin Laschet, el dirigente de la región más poblada y más industrializada del país, durante una conferencia de prensa en Düsseldorf.
RESTRICCIONES. Este reconfinamiento, previsto hasta el 30 de junio, se traducirá por una reducción de los contactos entre las personas, cierre de bares, cines, museos y prohibición de actividades de ocio en espacios cerrados.
Los restaurantes podrán abrir, pero con restricciones, según Laschet, posible sucesor de la canciller Angela Merkel y candidato a la dirección de su partido, el CDU, en diciembre.
La población recibió con alivio estas drásticas medidas, diez días antes de las vacaciones escolares. Algunos incluso hubiera preferido que las autoridades las impusieran antes.
Alemania, de 80 millones de habitantes, registró hasta el momento unos 9.000 fallecidos por coronavirus, muchos menos que sus socios europeos Francia, Italia o España, y su labor ante la epidemia fue unánimemente elogiada. AFP