El calor se hace más pesado cuando se atraviesa el primer portón de la cárcel de Tacumbú.
Una pesadez que no solo se siente en el cuerpo, sino que entra por los ojos al ver a miles de hombres apiñados sobreviviendo al hacinamiento y a la miseria, una imagen que acompaña en el camino hacia la celda de aislamiento conocida como Alcatraz, lugar destinado a los castigados en el penal más grande del país.
Una segunda puerta de hierro se abre para llegar al lugar. En los costados, se escucha el murmullo de “tío, tío, no tenés una monedita”. Los guardias los calman con la mirada abriendo camino a una comitiva oficial integrada por senadores de la Comisión de Derechos Humanos que visitó de sorpresa el centro penitenciario.
La comitiva dobla a la derecha e ingresa por un portón más pequeño, que da a un patio inundado de cloaca. Un grupo de internos se da un baño a cielo abierto y se cubren como pueden ante la llegada del grupo integrado por los senadores Tony Apuril, del Partido Hagamos, y Jorge Querey, del Frente Guasu, acompañados por comisionados del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura.
Frente al improvisado baño aparece un depósito de cemento de no más de tres metros de altura, con un portón de hierro viejo en la puerta principal, y con aspecto de panteón abandonado.
Los visitantes ingresaron por un pasillo con mínima iluminación, donde los internos cuelgan un tendedero para ropas aprovechando el hilo de luz que se cuela entre las rendijas de una ventana.
Según el reporte oficial, son 14 los internos que sobreviven en ese lugar, cuyas paredes están sucias de moho, humedad e indiferencia.
Algunos duermen colocando colchones encima de lo que sería una cama de hormigón, que tiene el aspecto de nichos de columbarios.
Lucas Leonel Torres es uno de los que están asilados en Alcatraz. Lleva ocho días, según confirmó a la profesional del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura, que le ofreció ayuda.
Por un problema con otro compañero en el pasillo lo aislaron. Contó que está procesado y que tiene un defensor público.
Los demás no quisieron aportar más datos.
RECORRIDO. El senador Apuril ya estuvo en otras ocasiones en el penal para actuar con el grupo humorístico Ab Ovo, pero es la primera vez que realiza una visita oficial.
El legislador reconoció que imaginaba encontrarse con una situación crítica, pero que la realidad superó sus expectativas. “Lo primero que constatamos es el hacinamiento. Todo lo que están hablando de que el penal está excedido de su capacidad es cierto. La mayoría está sin condena. Así como está, no se le puede garantizar ningún derecho humano a nadie”, señaló.
Según el parte que entregaron a las autoridades, Tacumbú cuenta con 3.312 internos actualmente. 956 están condenados y 2.356 están en proceso de definición con la justicia. Hay 55 enfermos mentales y 14 personas infectadas con el VIH.