El dirigente de la organización, Jorge Galeano, manifestó que mientras los grandes productores de soja reportan pérdidas económicas, la agricultura familiar prácticamente quedó sin alimentos, ya que sus cultivos son primeramente de autoconsumo y luego para la renta.
Maíz, poroto, maní, poroto, habilla y mandioca son los rubros afectados en las fincas asociadas a la CNI. Esto a su vez repercute en una menor producción de animales menores, ya que las gallinas, cerdos, patos y otros también se nutren a base de estos alimentos.
Ante la falta de lluvia, la comunidad accedía a los pocos pozos artesianos disponibles, pero estos también se están secando al igual que los arroyos. Para la organización se trata de una situación extrema que está siendo abordada de forma errónea por el Gobierno, ya que de acuerdo con Galeano, se está enfocando desde una pérdida monetaria para los grandes productores y no desde la seguridad alimentaria para las familias del campo y la ciudad, que también se abastece de la producción campesina.
PROPUESTA. Junto con la Articulación Campesina, Indígena y Popular, la Coordinadora presentó a la Comisión Permanente del Congreso una alternativa para mitigar el impacto en el campo.
Con una declaración de emergencia, el grupo espera que el Gobierno transfiera a cada familia G. 3 millones para costear un nuevo ciclo agrícola, que implica en un inicio la compra de insumos y preparación de suelos. Asimismo solicita el congelamiento de los intereses de sus deudas.