El empresario indicó que el puente desmoronado no estaba mal construido, pues se fundó sobre rocas, con una base de 20 a 30 metros de profundidad, sino que el problema se produjo detrás de los cabezales de la estructura, sobre la vereda, a causa de la saturación del agua del Mburicaó. “Esto, estructuralmente, no se pudo haber evitado. El problema está mucho más lejos, está en el concepto del llamado terreno falso en la zona del Mburicaó, rellenado con basura y limo. Hay una suma de problemas en la causa y la única manera de sortear eso es a medida que ocurre. Los problemas similares se pueden resolver a medida que vayan apareciendo”, especificó .
Relleno de basura. El empresario alegó que esa zona fue colmatada durante años con basura, por lo que el problema será mucho más profundo y peligroso si se llegan a construir viviendas sociales o, lo que es peor, barrios enteros, tanto en la Costanera Norte como Sur.
“Con el tiempo se pueden generar hundimientos graves, que pondrían en riesgo vidas humanas”, advirtió.
“Si buscan en internet los barrios rellenados sobre basura, encontrarán proyectos que se están hundiendo y derrumbando. Incluso, existen planes sociales construidos en Buenos Aires (Argentina), en la zona del riachuelo, que están afrontando el mismo fenómeno. O sea, a lo que voy es que la carretera es reparable, pero, qué va a pasar con un barrio en el que se hunden las calles y las casas, porque eso sí es lo que puede ocurrir con esos proyectos, porque abajo se rellenó con barro y basura. Eso no es sustentable”, remarcó.
Como ejemplo, el ingeniero comentó que su empresa está encarando actualmente la construcción de un estacionamiento en la zona cercana al Mburicaó, pero sobre fundaciones que tienen 30 metros de profundidad. “Pero si yo quiero construir las viviendas populares sobre un colchón de limo, barro y basura, se tragarán las casas porque así se comporta este tipo de terreno”, acotó.
Concluyó que por esta razón, los empresarios no ven como competitivo encarar proyectos inmobiliarios en la Franja Costera, por lo que Alberto Barrail e Hijos siguen siendo los únicos inversionistas que se arriesgaron a emprender en esta zona en los últimos 40 años. “La gente viene a hacer sus números y se dan cuenta que las fundaciones hacen imposible que se pueda construir emprendimientos económicos en la Franja Costera”, remarcó el empresario.