OpinioY es que nunca se ha pensado en este sector con real importancia ni se han generado los espacios para que participen con voz propia, tanto los gobiernos como la sociedad toda.
El medio para comunicarse con los jóvenes es importante, pero lo es mucho más el mensaje. No basta con solo usar TikTok, que es lo que cree el candidato que intenta captar su atención. Se necesita comprender cuáles son sus preocupaciones.
La actitud que tome esta franja poblacional será determinante para las próximas elecciones, sea por su participación o por su apatía, ya que más de la mitad de los votantes son jóvenes. ¡Cuánto poder! De casi 4.800.000 personas habilitadas para votar este 30 de abril, más de 2.600.000 son jóvenes; es decir, el 53% de todos los inscriptos tiene entre 18 y 39 años.
El analista Alberto Campos López Moreira, directivo de ICA, señaló recientemente que existe una apatía poco usual en estas elecciones. Aseguró que el voto duro ya no es fanático y se refirió a la franja treintañera, a la que calificó como la más “apetecible” para el político. La describió como el grupo de personas que en la generalidad ya tiene un ingreso económico, un auto, mantiene a su familia y arrastra todas las frustraciones de no tener la calidad de vida esperada. Fue testigo de los gobiernos anteriores y hoy no define a quién votar.
Los datos del INE, por su parte, señalan que de los jóvenes de entre 15 y 29 años (que son casi 700.000), solo el 32% aporta a un sistema jubilatorio. Una gran parte de la juventud tiene la incertidumbre de no poder garantizar solvencia en la tercera edad.
La generación joven tampoco tiene vivienda propia, no puede acceder a comprar una casa y esta es una de las mayores frustraciones sin respuesta.
Por otro lado, el INE informó que el ingreso promedio mensual de la población ocupada de entre 15 y 29 años es de menos de G. 2 millones.
Los jóvenes atraviesan por muchas barreras para lograr su desarrollo. Están peleando por volverse económicamente independientes y no hay proyectos políticos que reflejen estas necesidades. Entonces, los jóvenes no tienen garantía de acceso a empleo, los que trabajan tienen ingresos bajos, no tienen educación ni salud de calidad, deben trabajar para poder estudiar, no pueden comprarse una casa, están preocupados por su jubilación y además, tampoco tienen espacios de participación.
Las decisiones políticas tomadas por adultos fueron inconsultas, sin participación de la juventud, y ni hablar de esta franja segregada en población campesina e indígena, todavía con menos voz. Es necesario generar mayor participación de la juventud en espacios políticos y democráticos. A su vez, se debe garantizar que las necesidades básicas estén cubiertas para que puedan enfocarse en participar. Un factor muy relevante además es la migración obligatoria del joven del interior a la capital, por razones de estudios y trabajo. Toda la mirada está en la capital y esto hace que los jóvenes no puedan conectar con su comunidad. Un panorama ingrato para la juventud que nos deja la gran pregunta: ¿a quién votarán?