24 abr. 2024

Ybycuí da saltos

Ciudad histórica, cuna de figuras que dejaron su huella en la política y en el arte paraguayos, Ybycuí celebra su 250 aniversario buscando armonizar su rica herencia con los adelantos tecnológicos, al tiempo de poner en valor sus incomparables bellezas naturales.

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Fotos: Andrés Catalán

Rodeada de “cerros y collados”, Ybycuí ofrece a sus visitantes la particularidad de sus muchos saltos de agua, ubicados en zonas no muy alejadas del casco urbano. ¿Cuántos son? Entre 16 y 18, según quien sea el lugareño que responda a la pregunta. De igual manera, la dificultad de encontrar en el país otro lugar con tantas cascadas, en un área que puede ser recorrida en un día o dos, convierte a esta ciudad en un sitio único, gracias la belleza natural que la rodea.
Ybycuí, que en este mes de marzo cumple 250 años, se encuentra a unos 120 kilómetros de Asunción, en el departamento de Paraguarí. El más conocido de sus saltos es el Cristal, distante a unos 40 kilómetros de la ciudad. Está ubicado en la denominada Isla Alta (o Ybaté), al Este del Parque Nacional Ybycuí y al lado del distrito de La Colmena. Tiene 71 metros de altura y cuenta con 43 caídas.
Además de la belleza del salto, el lugar ofrece a los visitantes sitios para acampar. El senderismo también es una actividad opcional para quienes deseen disfrutar de una caminata por un entorno agreste, dominado por una vegetación frondosa en donde es posible escuchar el canto de los pájaros y hasta encontrarse con algún animal silvestre, según dicen.
Pero quizás lo más destacable del Cristal es precisamente lo que su nombre revela. Sus aguas son cristalinas, todavía. No parecen estar contaminadas por los desechos del progreso y existe en las autoridades ybycuienses el afán por mantener, mientras sea posible, un lugar limpio y natural. Por caso: al parque nacional no se puede ingresar con conservadoras.
Fresco y limpio

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La limpidez de las aguas es una constante, y también lo es la baja temperatura que presentan, algo que se repite en la mayoría de los saltos. Los más destacados, dejando de lado al archiconocido Cristal, son el Minas, el Mbocaruzú y el Escondido, todos ellos situados en el Parque Nacional Ybycuí.
Para llegar a todos ellos es necesario ingresar al predio del parque, al que se accede por un camino asfaltado de 12 kilómetros de extensión, contados desde el centro de la ciudad. En el puesto que se encuentra a la entrada del área protegida hay un desvío que lleva a las ruinas museo de La Rosada, publicitada como la primera fundición de hierro de Sudamérica.
Se puede recorrer lo que queda de la construcción de piedra, con la rueda de agua que movía los fuelles del alto horno, la rampa por la que se introducía la piedra mina en el tragante (boca), los canales que llevaban hasta ahí el agua del arroyo Minas, la represa y, por supuesto, el alto horno.
Un museo guarda algunos de los objetos de hierro producidos en La Rosada, herramientas agrícolas y utensilios (de su época inicial), y fusiles de chispa, bayonetas y piezas de artillería (cuando la fundición consagró su producción a sostener los esfuerzos bélicos durante la Guerra contra la Triple Alianza).
Módulos que cuentan la historia del lugar y una línea de tiempo con los hitos de la fundición le dan al visitante un panorama del pasado de este sitio emblemático, información que se complementa con los datos aportados por las guardaparques de la Secretaría del Ambiente (Seam).
Se destaca en el museo una réplica en madera del famoso Cañón Cristiano, fabricado en La Rosada y apropiado, hasta hoy, por los brasileños, cuyas tropas de ocupación asaltaron el lugar en 1869, matando a sus escasos defensores, comandados por Julián Ynsfrán, y destruyendo el sitio.
Puerta escondida

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Además de constituir un viaje al pasado, visitar La Rosada le ofrece al turista la posibilidad de aventurarse por un sendero que empieza al costado de la represa, y que lleva hasta el salto Escondido, al que se llega después de una caminata de entre 30 y 40 minutos.
Hay otro camino, de tierra, que parte desde la entrada de La Rosada y por el cual se accede al salto Minas, que para algunos es el verdadero salto Cristal. De unos siete metros de altura, está rodeado de una exuberante vegetación, ideal para disfrutar del senderismo.
Como atracción adicional, el salto Minas presenta el Pombero Pypore (Huella del Pombero), una impresión en roca que parece ser la huella del pie de un homínido gigantesco, aunque bien podría tratarse de una formación natural, producto de la erosión causada por el agua.
A unos 12 kilómetros, en la compañía Mbocayá Pucú y sobre el arroyo Corriente, se encuentra el salto Mbocaruzú, adonde se llega a través de un camino de tierra en malas condiciones y por el que solo se puede transitar con un vehículo alto. Pero el viaje vale la pena. Son tres las caídas que se extienden por el mencionado curso de agua a lo largo de unos 900 metros; también se puede disfrutar de una pequeña playa.
Otros saltos destacados son el Caraimí, el Cuñataí y el Guaraní. En fin, las cascadas que se ubican dentro del parque nacional son una invitación a la aventura y al contacto con la naturaleza, en un marco apenas hollado por las (malas) costumbres de la civilización, un dato no menor cuando de elegir un destino turístico se trata.
De frente a la historia

En Ybycuí nacieron Bernardino Caballero y Mauricio Cardozo Ocampo, figura de relieve en la vida política nacional, el primero, y de la cultura, el segundo. Ambos cuentan con su propio museo, dos lugares que constituyen un alto obligatorio para el visitante.

En la compañía Tacuary se encuentra la casa solariega, convertida en museo, perteneciente al Centauro de Ybycuí. Pero como a Bernardino Caballero se lo recuerda más como fundador del Partido Colorado, sus visitantes más frecuentes son, en su gran mayoría, los correligionarios republicanos. Ellos suelen dejar constancia de su presencia firmando el libro de visitantes. Y si son dirigentes, hasta pueden reforzar el recuerdo de su visita plantando un árbol en el predio y, cerca del tallo, una estaca con el obligado cartel en el que queda estampado el nombre del donante.
En el centro de la ciudad, en una de las dependencias del Centro Educativo Mauricio Cardozo Ocampo, se encuentra el museo que alberga algunas de las pertenencias, distinciones y recuerdos del músico, que fueron donados por su viuda, Fidelina Fleitas. Es de lamentar que el sitio se mantenga solo gracias a la voluntad y el esfuerzo del director, Filiberto Chávez.
La Municipalidad de Ybycuí también se encuentra abocada a darle un nuevo rostro al centro de la ciudad. Una de las iniciativas consiste en “construir” en la avenida principal un túnel inclinando las ramas de los árboles, similar al que existe en Santa Rita. La instalación de luces en la base de las plantas iluminará durante la noche el paseo.
La fundación no es el único aniversario que Ybycuí celebra en estos días. También se cumple el tercer año de la vigencia de la iniciativa mundial Ciudad del Aprendizaje, que involucra a unas 130 localidades de todo el globo.
“Este es un plan que pretende llevar el aprendizaje más allá del aula, a lo largo de toda la vida, y constituye un compromiso de toda la ciudadanía”, explica la intendente, María del Carmen Benítez. La iniciativa incluye la creación de espacios de aprendizaje y culturales, y por la destacada gestión en ese aspecto, Ybycuí recibió un reconocimiento internacional en 2015.
En el marco de este plan, en el paseo central de la arteria principal se instaló un recinto que ofrece internet y computadoras para quien desee navegar o redactar e imprimir trabajos escritos. Una novedad son los puertos de carga para celulares y otros aparatos electrónicos, alimentados con energía suministrada por paneles solares. Estos dispositivos, para uso público y gratuito, fueron instalados por el emprendimiento privado Recargate, en una ciclovía construida recientemente a la entrada de la ciudad.
En Ybycuí el visitante no solo tiene la oportunidad de disfrutar de una naturaleza única, sino también de una ciudad que ofrece historia, al mismo tiempo que el acceso a los adelantos tecnológicos al servicio de la gente. Saltos para ver y sentir, y un brinco hacia la modernidad.

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Santo conocido

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La fundación de Ybycuí se realizó el 19 de marzo de 1767, día de San José. La iglesia de la ciudad, construida por orden del sacerdote caazapeño Julio César Duarte Ortellado, lleva el nombre del santo patrono, que también le da su denominación al cerro cuya vista domina el núcleo urbano.

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Las arenas del tiempo
El nombre de Ybycuí no encierra tanto misterio, si nos atenemos a lo que la tradición histórica transmite. Su fundador, el gobernador Carlos Morphi (probablemente un irlandés criado en España y al servicio de la corona española) se encontró con una zona en la que abundaban los arenales (yvyku’i) y decidió nombrar a la ciudad dándole un nombre en guaraní que refleje la característica principal del lugar.


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Ubicación

Ybycuí está situada a 123 km de la ciudad de Asunción . Foto: Paulo Chávez<br>

Ybycuí está situada a 123 km de la ciudad de Asunción . Foto: Paulo Chávez

Con alrededor de 25.000 habitantes, Ybycuí es un distrito ubicado en el departamento de Paraguarí. Se encuentra a unos 120 kilómetros de Asunción.