El Ministerio de Hacienda se encuentra con un hambre voraz. Está viendo las posibilidades de obtener recursos y recaudar a cómo dé lugar, viendo medidas tanto populistas como no populistas. Cualquier fórmula vale en estos momentos, desde la emisión de bonos soberanos, hasta la aplicación de impuestos a las compras por internet, tasas elevadas por la licitación del 4G LTE y el IVA a los préstamos cooperativos.
De acuerdo con lo expuesto por autoridades del Tesoro, el objetivo del IVA al acto cooperativo es conseguir USD 60 millones al año, una cifra que podría ser importante si se pasasen por alto muchas cuestiones, como los gastos estatales superfluos, el prebendarismo, las sobrefacturaciones y demás malos manejos.
¿Y recaudar más para qué?, es la legítima pregunta de muchos ciudadanos, cuando ven que los recursos se derrochan en casi todas las esferas.
Pues bien, a la indignación generalizada le añado un ingrediente más. Desde el 2013, Paraguay no está recibiendo en tiempo y forma el dinero por la cesión de energía de Yacyretá (aquella energía que nuestro país no usa y cede por muy bajo valor). El pago lo tiene que hacer el Tesoro argentino.
A la fecha, Argentina adeuda más de USD 110.000.000 por la cesión de energía. De ese total, USD 19,7 millones corresponden al 2014; USD 72,8 millones (la totalidad) al 2015; y más de USD 18 millones por los primeros tres meses del corriente año.
El monto de lo adeudado puede incluso llegar a molestar menos de lo que ofende la manera en que los argentinos se están comportando, puesto que están bicicleteando a Paraguay, pero cumpliendo con otros Estados. Lo que se pensaba que era solo un modus operandi de Cristina Fernández parece contagiarse a Mauricio Macri.
El jefe de Estado argentino había comprometido el pago del saldo del 2014, en marzo pasado. Sin embargo, apenas se recibió una transferencia de USD 4,8 millones por ese periodo, en los primeros días de abril. La cesión de energía de la EBY representa en promedio USD 70 millones anuales para el Tesoro nacional (más que las cooperativas).
Aquí no se está proponiendo declarar una guerra, ni que Paraguay cierre sus fronteras, ni nada por el estilo. No. Lo que se pide es reciprocidad y trato justo. Que nuestros gobernantes hagan valer un derecho genuino. Si Argentina tuvo para pagar USD 300 millones a Bolivia (en solo tres meses) por la compra de gas, también puede cumplir con su otro querido vecino, aquel con el que se tiene tanta “buena voluntad”, según afirmaron nuestros representantes diplomáticos.