EFE
El Chaco centró en Paraguay la edición de la Hora del Planeta 2016, 60 minutos en los que instituciones públicas, edificios emblemáticos y centros comerciales de varias ciudades paraguayas y del mundo apagan sus luces para concienciar acerca del ahorro energético y su rol para paliar los efectos del cambio climático.
Con una extensión aproximada de 1.141.000 kilómetros cuadrados distribuidos entre Argentina, Paraguay, Bolivia y una pequeña parte de Brasil, el Gran Chaco es la segunda superficie boscosa más grande de Sudamérica, solo por detrás de la cuenca Amazónica.
Su biodiversidad abarca más de 3.400 especies de plantas, de las cuales aproximadamente 400 son endémicas, es decir, que solo se presentan en esta zona, y comprende alrededor de 150 especies de mamíferos, de las cuales 12 son únicas en el mundo.
Pero además de su valor ambiental, la zona se ha convertido en un sector muy importante para la producción de alimentos, especialmente a través de explotaciones ganaderas, dijo a Efe Lucy Aquino, directora de WWF Paraguay.
Agregó que algunas empresas estudian la posibilidad de desarrollar una especie de soja tolerante a las altas temperaturas chaqueñas, mientras que otras compañías se dedican a la explotación de los recursos minerales del suelo, como los hidrocarburos, sobre todo en el Chaco boliviano.
Por su parte, en la zona brasileña del Chaco, conocida como Pantanal, está proyectada la construcción de un puente y varias carreteras que formarán parte del Corredor Bioceánico, una red de vías terrestres que prevé conectar el océano Atlántico en Brasil con el Pacífico en Chile.
Todas estas actividades ponen en riesgo la conservación de estos ecosistemas que, según Aquino, son vitales en la mitigación de los efectos del cambio climático y la prevención de eventos extremos, como las inundaciones que la región registró el pasado mes de diciembre, propiciadas por el fenómeno de El Niño.
“Conservar los bosques no es solo importante para preservar la biodiversidad, sino también para proteger la economía del país. Los bosques protegen frente a eventos como las inundaciones, que causan un gran impacto en el sector agropecuario”, el que más aporta al producto interior bruto (PIB) de Paraguay, explicó Aquino.
La directora de WWF Paraguay advirtió que las actividades económicas en el Chaco profundizan la deforestación, en un área que perdió más de 500.000 hectáreas de bosque solo en 2014 y que ostenta un ritmo actual de deforestación de alrededor de 1.700 hectáreas diarias, según la organización ambientalista Guyra Paraguay.
Aquino alertó del riesgo de que, si no se controla la tala de bosques, el Chaco corra la misma suerte que la región oriental de Paraguay, donde se encuentra el Bosque Atlántico del Alto Paraná, una selva húmeda que comprendía aproximadamente nueve millones de hectáreas, de las que hoy solo quedan 1,5 millones, según la ONG.
En esta región, WWF y otras organizaciones impulsan planes de reforestación, y desde el 2004 rige una ley de Deforestación Cero que prohíbe la tala, pero Aquino advirtió que la legislación se está incumpliendo.
“En tres años se reforestaron más de 1.000 hectáreas en la región oriental, pero solo el año pasado se desforestaron más de 10.000 hectáreas”, lamentó.
Por ello, aprovechó el evento de la Hora del Planeta para pedir a la ciudadanía que se involucre en la lucha contra los efectos del cambio climático y exija a las autoridades el cumplimiento de las leyes que garantizan la protección medioambiental.
“Paraguay es un país pequeño, pero cuenta con un gran banco de recursos ecológicos, como es el Chaco. Pero si malgastamos estos recursos, nos quedaremos con un país árido y afectado por las sequías, lo que terminará dañando la producción y el desarrollo”, concluyó.