09 sept. 2025

Viento desfavorable

El ojo despierto - alva@uhora.com.py

Ayer, el titular principal de la página 12 de nuestro diario decía: “Los vientos seguirán soplando a favor de la economía este año”.

Fue inevitable preguntarse si esa economía con vientos favorables a favor de quiénes soplarán, atendiendo a una situación que se volvió regular —a pesar de los sobresaltos ocasionales— en los últimos años, con seguridad, de los sojeros y los exportadores de carne.

Habrá otros sectores también “bendecidos” por ese bienestar que vaticina el texto de la información basado en el 13,6% del PIB del año pasado y el 5% calculado para el año que empezó a rodar en el calendario.

Mientras algunos abultan la barriga de su cuenta bancaria, sin embargo, la de otros —la gran mayoría— seguirá devorada por sus míseros ingresos y la inflación controlada. Controlada para que no suba demasiado y no “panda el cúnico”. El índice inflacionario nunca puede ser corroborado en caja del supermercado.

La gran contradicción de la economía paraguaya es que en lo macro, anda a las mil maravillas. En lo micro —en el bolsillo de la mayor parte de la población—, en cambio, se mueve a paso de tortuga, a la de Dios que es grande.

Los números oficiales del Banco Central no coinciden con las cifras oficiosas de quienes cada vez comen menos y peor, gastan más en pasajes —los de Asunción y su área metropolitana han subido, como mínimo, G. 800 diarios, 4.800 a la semana y 19.200 al mes— y combustible, devoran con mayor rapidez un billete de G. 100.000, dan vuelta el cuello de la camisa para que aguante un poco más y encienden las luces con avaricia de Shylock.

Mientras a unos pocos les sopla una brisa reconfortante de la prosperidad, al 35 por ciento que sobrevive en el rango de la pobreza y al 20 por ciento nada a punto de ahogarse en la miseria, les zarandea todos los días una turbulencia sin nombre, pero que se siente en el estómago, en los pies y en la mirada de desesperanza.

El Gobierno dice que este año, como fruto de la Alianza Público-Privada (APP) que se traducirá en una inversión de 500 millones de dólares en obras públicas, habrá trabajo para desocupados y subocupados. Esto, sin embargo, es todavía una utopía. Sabiendo lo pesado de la maquinaria burocrática, quién sabe si a fin de año no nos volverán a decir el año que viene, para arrinconarnos luego contra el año electoral del 2018.

Lo más seguro para este año que dentro de poco empezará a dar zancadas es que a un pequeño grupo le soplarán los vientos favorables de la economía y, a la mayoría, un viento adverso, repetido, viejo e injusto. Muy injusto.