24 abr. 2024

Veganismo

Guido Rodríguez Alcalá

La primera vez que la vi, la palabra me pareció muy rara. Después entendí que los veganos, a diferencia de los vegetarianos, no comen huevos ni productos lácteos (los vegetarianos se limitan a no comer carne).

¿Por qué? Una respuesta la da el activista, escritor y cineasta Kip Anderson, que tiene documentales en internet y en Netflix (Cowspiracy y What the Health, con subtítulos en castellano).

Entre los argumentos de Andersen a favor del veganismo, está el siguiente: solamente con ese sistema se podrá resolver el problema del hambre en el mundo, a causa de su rendimiento superior. Como promedio, en una hectárea de tierra dedicada a la agricultura pueden producirse quince veces más de proteína que en la misma superficie dedicada a la ganadería.

Pero ¿se puede vivir solamente de las proteínas vegetales? De hecho, responde el autor, todas nuestras proteínas provienen de los vegetales, sea por su consumo directo, sea de un modo indirecto, por el consumo de los animales alimentados con vegetales.

Cerca de la mitad de la producción de los granos y legumbres cosechados en el mundo se dedica a la cría de animales (desde vacas hasta gallinas). Si toda la producción agrícola, en vez de darse a los animales, se diera a las personas, comerían bien los 1.200 millones de seres humanos carenciados en mayor o menor medida: desde quienes tienen una dieta deficiente, hasta quienes mueren de hambre.

Una dieta con carne significa un despilfarro de recursos naturales, dice el norteamericano. En nuestro planeta viven unos 7.000 millones de personas y 70.000 millones de animales criados para el consumo, que se reparten de manera desigual los recursos. La población mundial toma cada día 5.200 millones de galones de agua (un galón: 3,8 litros) y come 735.000 millones de libras de alimentos (1 libra: 453 gramos); para los animales de cría, son 45.000 millones de galones de agua y 735.000 millones de libras de comida.

Transformar vegetales en proteína animal no es eficiente y deteriora el medioambiente: los desechos animales han creado en el Golfo de México un área contaminada llamada zona muerta.

La producción anual de comida para un vegano requiere, anualmente, la sexta parte de un acre (1 acre: 4.046 metros cuadrados); la de un vegetariano, tres veces más; la de un carnívoro, dieciocho veces más.

Como la población mundial crece, mientras que la fertilidad de la tierra disminuye, a causa del calentamiento global y el agotamiento del suelo a causa de la agricultura y ganadería comerciales, la única solución sostenible es el veganismo.

¿Será posible que todos nos volvamos veganos o al menos vegetarianos?

No lo sé, pero la propuesta de Andersen parece razonable.

Sin pretender un cambio tan radical, las Naciones Unidas recomiendan, como un medio eficaz para combatir el calentamiento global, reducir el consumo de carne (en internet se puede leer su estudio, titulado La larga sombra del ganado). Para las Naciones Unidas, la ganadería es responsable de la emisión del 18% de los gases de efecto invernadero (más que el transporte); Andersen la acusa de producir el 50% de esos gases. Aunque una estimación exacta sea muy difícil, cualquiera de las dos cifras es inquietante y nos obliga a reflexionar.

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