Susana Oviedo
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Así de clara es la cuestión para Edmundo Rolón. El presidente de la República, dice, “no puede ser candidato a nada”. Y si no está en condiciones de llevar hasta el final su mandato, y si dedica la mayor parte de su tiempo a actividades electorales, pues debe renunciar y el Congreso y demás actores políticos tienen que tomar las medidas conforme a la ley. “Un jefe de Estado no puede estar recibiendo las renuncias de sus ministros, que son sus subordinados, y que se postulan a cargos electivos, mientras él, que tiene mayores responsabilidades, se mantiene en el cargo y realiza política partidaria”, remarcó. En 2007, Rolón solicitó la impugnación de la candidatura a senador, del entonces presidente de la República, Nicanor Duarte Frutos. Lo hizo en representación del movimiento Unión Nacional Republicana (Unacer), argumentando que el mandatario violaba el principio de igualdad, puesto que tiene privilegios y ventajas ante otros candidatos al Senado, y además, porque la Constitución Nacional, en su artículo 189, establece que los ex presidentes de la República serán senadores vitalicios de la Nación, y porque los funcionarios públicos deben renunciar previamente a su cargo para postularse a otro. Algo que entonces no hizo Duarte Frutos, ni ahora lo hace Horacio Cartes. El Tribunal Superior de Justicia Electoral, sin embargo, resolvió en aquella ocasión que no había impedimentos y confirmó la candidatura de Nicanor Duarte Frutos. La historia se repite hoy con pedidos de impugnaciones contra el ex gobernante Cartes, el vicepresidente Juan Afara y el ex presidente Fernando Lugo.
–¿Cómo se inicia esta situación que se vuelve a repetir hoy con el presidente candidatándose a senador y con ex presidentes haciendo lo mismo?
–El proceso de ruptura constitucional e inconducta institucional desde el más alto nivel se inicia con Duarte Frutos, con aquella candidatura a presidente de la Junta de Gobierno en el 2006, siendo aún presidente de la República. Después también se postuló a senador activo, desconociendo lo que señala la Constitución Nacional. Entonces la Justicia Electoral y la Corte Suprema de Justicia tomaron decisiones contrarias a la propia Constitución Nacional.
–¿Qué principios se transgreden con actitudes como la de Nicanor y Cartes, que también es candidato a senador?
–El de igualdad, el equilibrio de poderes, además de varios artículos de la Constitución Nacional, entre ellos, el 197 y el 198. El primero prohíbe a los militares en servicio activo dedicarse a la política. El presidente es comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de la Nación, como tal, ¿es militar o no? En segundo establece que el cuerpo de funcionarios, a partir de los ministros y directores generales para arriba, que se postulen a cargos electivos tienen que renunciar. Si se excluyen el vicepresidente y el presidente, entonces generan un privilegio al Ejecutivo, cuando que la Constitución vigente justamente se promulga en contra de los abusos del poder. Es un retroceso muy grande.
–¿Qué otros argumentos sostienen que el presidente no puede postularse a cargo electivo alguno, a menos que renuncie meses antes?
–Bueno, un presidente asume la presidencia en conocimiento de que su mandato es por cinco años y es un senador vitalicio posteriormente, cuando deje el cargo. Una persona que abandona el cargo, como en la práctica lo hace el presidente al dedicarse más a asuntos partidarios que a los de Estado, podría ser objeto de una denuncia penal o electoral, por la que debería buscarse su inhabilidad, puesto que alguien que no cumple con la Constitución debe quedar inhabilitado por sentencia judicial por los periodos que considere el magistrado. El artículo 237 de la Constitución establece que el presidente de la República debe “dedicarse en forma exclusiva a sus funciones”. Agreguemos que es ordenador de gastos, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, es jefe de la Administración Pública, tiene más de 200.000 funcionarios a su cargo y es responsable de la política exterior, entre otras responsabilidades. Llevar intereses particulares a una función con tanto poder y responsabilidades, puede generar ciertas situaciones muy riesgosas para la República.
–La candidatura de Horacio Cartes se fundamenta en un fallo de la Corte Suprema de Justicia sobre una acción de constitucionalidad promovida por Nicanor Duarte Frutos a quien, una vez electo senador y cumplido su mandato de presidente, no se le dejó asumir.
–El fallo de la Corte hace referencia a una disposición que con autonomía estableció el Senado paraguayo, por la cual dispuso convocar a jurar al suplente de Nicanor Duarte. La Corte anula esa resolución del Senado. Sin embargo, en toda la transición nuestra doctrina, praxis y jurisprudencia se basó en la autonomía e independencia de los poderes. No es una jurisprudencia válida para el caso de Cartes, para nada, porque además todo lo que se refiera a aplicaciones de la Constitución no es de carácter erga omnes, no se aplica para todos. Es solamente para un caso.
–Un tribunal electoral rechazó el viernes varias impugnaciones planteadas por partidos políticos contra las candidaturas de Nicanor, Cartes, Afara y el ex presidente Lugo. ¿Se repetirá la historia del 2007?
–Un constitucionalista, un magistrado debe ser un celoso custodio de la República, antes que nada. ¿Qué es lo que hace tanto daño a la República?, este tipo de situaciones. ¿Puede un presidente andar de candidato? No, no puede, no debe. Por todos los argumentos que estamos diciendo. Estamos ante la posibilidad de que un presidente molesto, pueda ordenar meterle bala a alguien por ser su contrincante político. Estamos en una situación muy delicada. No hablo con referencia solamente al caso Nicanor o Cartes, sino del principio general del rol de la presidencia y de todos los funcionarios públicos. Si estos van a ser candidatos, deben estar desvinculados de la Administración Pública. Se trate del presidente al último de los servidores públicos. En todas las organizaciones donde se guardan las jerarquías, la institución se conduce con el ejemplo y con la moral. En el tema que estamos hablando, el presidente debe dar el ejemplo, ser un celoso custodio del cumplimiento de la Constitución. Hay que esperar, pero la gente debe ir seleccionando mejor a sus magistrados.
–Tampoco hay movilizaciones ciudadanas al respecto...
–A la gente le interesa, pero está tan descreída del propio sistema político y jurídico. Hay muy poca cultura democrática aún.