Se teme una nueva creciente del río, y muchos asuncenos viven en condiciones precarias, el Gobierno ha decidido invertir 100 millones de dólares en la construcción de un nuevo barrio; es el proyecto llamado reconversión de puerto. Según se informa, la inversión será para construir los locales de seis ministerios; en rigor son cuatro (Educación, Relaciones, Obras Públicas, Trabajo) y dos secretarías (Tributación y Vivienda). Además de los edificios, el Gobierno pondrá la infraestructura necesaria para que las empresas privadas construyan un hotel, un centro de convenciones, restaurantes y viviendas, con una inversión de 200 millones de dólares (Última Hora, 16-5-16).
El arquitecto Hugo Cáceres, presidente del Colegio de Arquitectos del Paraguay (CAP), dijo que construir seis ministerios significará concentrar un número de personas y de vehículos que el sitio no está en condiciones de sostener. Así como se plantea el proyecto, se deberán incluir 5.000 lugares de estacionamiento, que requieren unas 15 hectáreas; un aparcamiento en el subsuelo sería carísimo. El arquitecto afirmó también que, con las necesidades urgentes del momento, “es ridículo que el Gobierno esté priorizando la comodidad de los empleados públicos, construyéndoles nuevas oficinas” (Abc 4-2-16).
Concuerdo plenamente con esto último. A Relaciones Exteriores no le falta local: tiene un hermoso edificio donado por Taiwán. ¿Educación? La prioridad no puede ser construir otro edificio en Asunción, sino reparar los del interior: los que se caen o están a punto de caerse. Bueno, también ocurre eso en la capital, y hay lugares del país donde simplemente no existen escuelas. Dejemos de lado el problema de la reforma de la educación, y digo una reforma satisfactoria, porque las anteriores no han dado resultado.
Dicho sea de paso, los programas de estudio se cambiaron en 1977, gracias a la intervención del BID, que también impulsó el aumento de seis a nueve años de la educación gratuita y obligatoria en 1993. Ahora el BID nos hace otro regalo, y es el plan maestro de la reconversión del Puerto de Asunción; no quiero decir que resulte como los otros, pero no podemos aceptarlo alegremente. A caballo regalado se le miran los dientes cuando puede ser un caballo de Troya.
Nuestras prioridades deben ser otras. Las viviendas que construirán las empresas privadas en el lugar no serán precisamente viviendas populares, que para eso está la Secretaría de la Vivienda, o Senavitat. Serán viviendas caras y, si se venden, concentrarán demasiadas personas en el lugar. ¿Adónde irán las cloacas? Es una cuestión desagradable que debemos plantearnos porque, hasta el momento, no existe un estudio de impacto ambiental. Para colmo, el proyecto se hará con el sistema de alianza público-privada, que puede someternos a la jurisdicción de tribunales extranjeros.