29 mar. 2024

Un juego contra la corrupción

Un juego familiar busca concienciar a las personas sobre los perjuicios que causa la corrupción a la sociedad. Conozca a Supervalé, una creación paraguaya destinada a formar ciudadanos comprometidos con la ética a través de una actividad lúdica.

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Por Carlos Darío Torres / Fotos: Fernando Franceschelli

Los niños lo explican mejor que nadie: “Si caés en este número, no declaraste IVA, y entonces se pierde un hospital”, dice Anahí, entusiasta del nuevo pasatiempo. Al mismo tiempo demuestra que aprendió la lección, que es el objetivo de Supervalé, un juego que muestra cómo la evasión impositiva, el contrabando o cualquier acto de corrupción termina perjudicando a la sociedad entera.
¿Un juego? Fue la pregunta que Latifi Chelala, gerente de Responsabilidad Social y Calidad de la empresa avícola Las Tacuaras SA, tuvo que responder cuando expuso la idea de crear una herramienta que ayude a que la gente tome conciencia sobre las consecuencias negativas de la corrupción.
“En el área de Responsabilidad Social surgió la idea de combatir la corrupción, perseguir la huella del contrabando. Y se nos ocurrió hacerlo a través de un juego de mesa; así surgió Supervalé, el juego para hacer el bien”, cuenta Latifi.
Supervalé es el clásico juego de mesa en el que hay que completar un circuito, arrojando un dado para avanzar por los casilleros que ofrecen premios y penalizaciones. Está inspirado en el conocido juego Monopolio, que en la versión paraguaya se llama El Banquero, aunque con diferencias.
“En El Banquero, uno cae en una propiedad y ya la puede comprar; en Supervalé tenés que emitir una moneda, que puede ser corrupta o legal y a partir de ahí surgen las jugadas. En Oportunidad (una instancia del juego) hay una jugada en la que te vas a un lugar a comprar algo y te preguntan si querés con ticket o así nomás. Entonces, si tu última jugada fue legal, pedís factura; si fue corrupta, la hacés sin pedir factura, pero se elimina un hospital cercano a tu terreno”, refiere Latifi.
Ese aspecto del juego deja la enseñanza de que si somos corruptos, toda la sociedad se ve afectada. Por cada jugada legal hay beneficios para todos los jugadores, como la construcción de escuelas, hospitales y comedores, plantar árboles o limpiar el cauce del Mburicaó, ventajas que se muestran como beneficiosas para la sociedad.
Reunión familiar

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Revista Vida

Supervalé está orientado a toda la familia, a chicos que ya pueden leer, aunque también pueden jugarlo quienes todavía no aprendieron a hacerlo, con la ayuda de sus padres, tíos o de cualquier adulto.

“La idea es que puedan interactuar miembros de una familia, amigos que se miren a la cara y hablen de temas cotidianos, de las cosas que suceden todos los días a nivel nacional. Y nos enfocamos precisamente en los hechos de corrupción más comunes”, relata la gerente de la empresa que comercializa los productos Nutrihuevos.
La idea detrás del pasatiempo es totalmente paraguaya y se originó en Las Tacuaras, cuya dirección general la apoyó desde el principio, según cuenta Latifi. Un año y medio transcurrió entre el nacimiento de la iniciativa y su concreción.
Para desarrollar la parte creativa contrataron a la empresa Motora, y a PRO Desarrollo para el análisis del juego. “Una vez que estuvo desarrollado, nos reunimos con funcionarios del Ministerio de Trabajo, también aliados nuestros, que volvieron a analizar el juego y le dieron su aprobación”, agrega Latifi.
Psicopedagogos del Ministerio de Educación y Cultura lo revisaron y realizaron sugerencias, en base a las cuales se cambiaron algunos aspectos del juego, aunque finalmente dieron su aprobación y lo declararon de Interés Educativo. El Ministerio de Hacienda también hizo una revisión del juego y aportó recomendaciones.
“Contratamos psicólogos, psicopedagogos. Supervalé fue revisado por varios profesionales y Miramar (la empresa encargada de la confección) analizó la jugabilidad del pasatiempo, algo fundamental, porque un juego puede ser muy bueno en cuanto al contenido, pero si no es jugable a nadie le va a gustar”, señala la ideóloga.
El tablero está totalmente dibujado y tiene un diseño ingenuo, entre naíf y posmoderno. Su autor es Daniel Arzamendia y aparecen referencias importantes de la ciudad, como la loma San Jerónimo, para hacerlo atractivo para los chicos.
“También nos reunimos con la fundación Saraki, porque queremos que las siguientes ediciones sean inclusivas. Vicky Codas, especialista en inclusión y con una discapacidad visual, también analizó el juego y nos hizo algunas sugerencias, para que los chicos con discapacidad visual puedan jugar Supervalé. Una próxima edición se hará en braille, con relieves”, adelanta.
La caja de Supervalé se va a vender en las jugueterías de Miramar a 89.000 guaraníes. Lo que ingrese por la venta no estará destinado a Miramar ni a Las Tacuaras ni a ninguna otra empresa, sino a un fondo, para ir generando más juegos y que puedan donarse a escuelas públicas.
“Al ser un juego de interés educativo, queremos que esté en todas las aulas y que se empiece a hablar de la corrupción. Hay muchos hechos ilegales que son vistos como muy normales y que no son percibidos como una responsabilidad de ambas partes. Queremos que se reflexione sobre la inmoralidad de los hechos de corrupción”, dice Latifi.
En esta primera edición se pondrán en circulación 500 unidades. Actualmente, los impulsores de Supervalé se encuentran en la búsqueda de empresas que estén interesadas en ayudar a financiar el proyecto, para que el costo de producción y el precio se reduzcan.
“Muchas veces no nos damos cuenta del perjuicio que causamos cuando no pedimos una factura, cuando coimeamos. Todo eso está plasmado en diferentes situaciones en Supervalé”, destaca Chelala. La corrupción no es un juego, pero a través de él se puede aspirar a formar ciudadanos más comprometidos con la ética.